sábado, 4 de junio de 2016

Guerra Civil


LA GUERRA DE LOS SUPERHÉROES

Últimamente me ha preocupado que en mis escritos surgieran temas de tanta actualidad, como el que nos ocupa esta vez, porque nunca he pretendido que fuera mi intención el tratar temas convergentes al ahora. Pero por otra parte, tampoco quiero que se vuelva una ley no escrita que limite algún camino hacia el conocimiento. Lo que intento decir, a final de cuentas, que hay temas que siempre me van a llamar la atención, y aunque en veces anteriores creí inocentemente haber terminado con el proyecto cinematográfico de Marvel, la casa de las maravillas, omití casi en su totalidad proyectos futuros.
En esta ocasión me vi asombrado por una propuesta interesante que adaptaba el famoso cómic de Mark Millar en el que debido a un suceso catastrófico entre salvadores y destructores impulsó una ley de registro súper-humano, que sólo sirvió para dividir a los superhéroes en constantes luchas. Obviamente no estamos tratando aquí un momento cualquiera, sino uno de los eventos históricos dentro del universo Marvel, cuya gestación, y clímax bélico desencadenaría una serie de etapas que definiría mucho del porvenir de los llamados Vengadores, como también de muchísimos otros héroes.
Hay que entender que estamos hablando de una adaptación del cómic, por lo que es obvio que muchas cosas, al menos en el sentido visual, han tenido que desaparecer debido a la imposibilidad de hacerlo o sugerirlo siquiera dentro de la trama. Tengamos también en cuenta que el “nivel de catástrofe”, que podríamos observar, o incluso esperar, dentro de la película, es directamente proporcional al número de elementos heroicos incluidos en la misma. Pero cuando hablamos del cómic, un solo vistazo basta para referirnos grandes luchas como el asedio de Troya, y eso, quién sabe, porque para aquellos conocedores de las sagas Los Poderosos Vengadores y Los Nuevos Vengadores, por ahí Ares, el dios de la guerra, suelta el comentario que la guerra civil de superhéroes no fue más que aventarse piedras comparadas a las luchas entre aqueos y troyanos. Pero de todas maneras, a mi parecer, el tema se mantiene constante, las mismas preguntas sin respuesta, ¿en qué radica el poder?, ¿a qué le llamamos una auténtica autoridad?, cuestiones que tanto anarquistas como pacifistas, desde filósofos hasta analistas políticos, han tratado desde múltiples formas sin llegar nunca a un común acuerdo.
Tal situación, en relación a los personajes de la trama, me recordó al famoso cómic de “JLA/Avengers”, donde por unos instantes, cuando cada uno pudo apreciar el mundo del otro, los Vengadores se dieron cuenta que en el universo de la Liga de la Justicia, sus héroes eran más queridos y venerados por la gente, mientras que muchos en su propio universo, era de hecho perseguidos al representar una amenaza contra la humanidad. Y bueno, el llamarlos “queridos”, es debatible teniendo en cuenta el surgimiento de varios grupos que se mostraban en desacuerdo de ver a un grupo de individuos poseedores de un poder capaz de aniquilar la tierra, pero igual, mi punto es ese.


El Capitán América, concebido del pensamiento humano durante los conflictos mundiales que asolaron al mundo, fungiendo como un símbolo de libertad y honestidad, siempre se ha mostrado en desacuerdo ante estos organismos de control y supresión de la gente que limita sus posibilidades para subsistir en un mundo mejor. Al principio he subestimado mucho a este personaje, considerado uno de los más débiles, pero al haber investigado más sobre su historia, y su participación en el cómic, he llegado a desarrollar un respeto por sus convicciones y el potencial que posee como un auténtico campeón, si su ideal de justicia alcanzara una comprensión universal, en lugar de una nacional. Es de los pocos personajes que ha logrado mover el martillo de Thor, no sólo en la película, sino en diversas historias, por lo que si sus convicciones tal vez no estén desarrolladas por completo, tiene una base tremenda con la cual iniciar. Y hasta ahí me referiré al buen Capitán, omitiendo obviamente todo este rollo de que es el nuevo agente de Hydra y quién sabe qué más.


Por lo mismo, los ideales de Steve Rogers se contraponen a las buenas intenciones de Iron-man, al comprender que sus acciones, la existencia misma de un equipo de súper-humanos ha generado peligrosas consecuencias a los individuos comunes, privándolos no sólo de oportunidades, sino de la vida misma. Él ve el acta de registro súper-humano como una oportunidad para cambiar, para hacer la diferencia, y que de lo contrario, generaría resultados nefastos no sólo para la comunidad de héroes, sino para toda la tierra, cuestión dignamente planteada en todos los cómics relacionados al evento de guerra civil:

Tony Stark.
Iron-man

“Soy un futurista. La forma en que mi mente trabaja…la forma en que la mente de Reed trabaja…podemos intuir el futuro. Es por eso que somos tan buenos inventores. Sabemos lo que la gente necesitará antes de que la gente sepa siquiera lo que necesita. Y os voy a leer el futuro”.
“Un héroe, probablemente uno joven…uno de los jóvenes vengadores, o esos chicos de los Ángeles…algún descuidado loco, el típico joven con la mejor de las intenciones, hará algo mal. Intentará salvar a alguien, hacer algo heroico, pero cometerá un error. Un giro a la izquierda en vez a la derecha, y la gente resultará herida o muerta. E incluso pasará en la televisión en directo, o como será grabado…y, como Rodney King, será repetido una y otra y otra vez…en todo el mundo”.
“Hasta que…los disturbios que ya están comenzando estallen…y cada político que quiera hacerse un nombre irá a la televisión y le dirá a América cómo va a salvar al mundo de esos personajes disfrazados fuera de control que piensan que la ley no es aplicable para ellos”.
“Y la mitad de nosotros seguirá el juego y la otra mitad no. Y a causa de esta mini-rebelión nuestros legisladores se verán forzados a tomar a alguien como ejemplo. Alguien como nuestro amigo Spiderman. Alguien de quien puedan hacer un verdadero espectáculo. Alguien a quien desenmascaras en televisión, destruir su matrimonio y familia y colgarle un crimen o dos. Todo para que el mundo entero lo vea”.
“Y el país se romperá. Se elegirán bandos y la gente resultará herida. Amigos contra amigos, los que solían ser adversarios se encontrarán luchando juntos por una causa en común. Amigos muriendo a manos de un antiguo aliado o compañero de equipo. Eso es lo que pasará”.


Mientras tanto, el Capitán opina que los superhéroes deben permanecer arriba de esas cuestiones gubernamentales para poder actuar como sea necesario para poder salvar vidas inocentes, ya que al ser agentes del gobierno, éste empezaría a decirles quiénes son los villanos, y a dónde deberían ir, sabiendo que podrían existir otras cuestiones donde necesitarían de su poderosa intervención.


La película se desarrolla bajo esa temática, además de que Rogers decide jugársela por su antiguo amigo, El Soldado del Invierno, quien es perseguido por varios agentes al haber sido inculpado por un crimen nacional que él no cometió. Se sobrelleva de manera fluida, a mi parecer, la inclusión de viejos personajes, como de otros nuevos, tal es el caso de Pantera Negra, y el Hombre Araña, cuyas personalidades encajaban en el entramado pronosticado que estaba teniendo lugar durante toda la película.


La intervención de El Hombre Hormiga, por primera vez, ¡me gustó!, despertando mi curiosidad por el personaje, y preguntándome de qué manera lucharía contra el bando del hombre de hierro. Lo que se me hizo forzado fue la aparición del Barón Zemo, totalmente opuesto a los cómics, incluso a la propia esencia del personaje, pero puedo llegar a comprender que se hizo de esta manera, para dejar en claro cómo las acciones de los héroes generan consecuencias profundas en todo tipo de individuos. La conclusión era cantada: la disyunción del equipo de los Vengadores, pero con la promesa por parte de Steve de ayudar cuando sus poderes sean requeridos.


El combate sostenido entre los héroes me pareció increíble, no tanto por su dimensión, sino por simbolizar el choque de fuerzas existentes representadas por los argumentos tanto de Tony como de Steve, en su máximo apogeo. Aunque no terminó de gustarme del todo debido a la justificación que le daban a la pelea, siendo la simple razón de avanzar hacia otro lugar para detener algún supuesto plan maligno.


En el cómic, por ejemplo, se hace mención de algo interesante, por lo que lanzo esta pregunta: ¿podemos decir realmente que alguno de los argumentos es mejor?, ¿qué ideal está destinado a prevalecer y otro en sucumbir? Por ello, me gustaría mostrarles unas palabras del propio Doctor Strange sobre la guerra civil:

Vigía:
¿Desde hace cuánto no comes, Stephen Strange?

Stephen:
Sólo he tomado un poco de agua desde que empezó la guerra civil, Uatu.

Vigía:
¿No te da tentación simplemente ponerle fin? Con tu enorme poder terminarías con esta discusión con un gesto o un susurro.

Stephen:
Precisamente por eso tengo que permanecer al margen de la lucha. En este debate nadie está bien ni mal. Es simplemente cuestión de enfoques, y no está en mí influir en la evolución del papel de los superhumanos.

Vigía:
Como Vigilante, estoy más que familiarizado con este tipo de dilemas…

Finalmente ningún equipo pudo derrotar al otro, ya que por muy diferentes que se vean las cosas, todo es dirigido a un mismo fin, dividiéndolos solamente el enfoque que daban a todo el asunto. La batalla final entre Ironman y Capitán América es la cúspide de la división, la que culmina en soledad, tal y como refiere el entristecido Steve Rogers en el cómic, cuando es detenido por los ciudadanos: “Tienen razón. Ya no estamos peleando por la gente, Falcon…míranos. Sólo estamos peleando”. Pero un final tal desgarrador, se toma con un porvenir más optimista en la trama cinematográfica, donde se hace una promesa de unir sus poderes cuando el momento sea necesario. Promesa que a pesar del contexto vivido, es correspondida.


Espero les haya parecido interesante esta rápida opinión sobre esta película. Evidentemente es una pieza interesante, celebrada por muchos, criticada por otros, pero con una significación especial, por no decir conmovedora. Sin más que agregar, me retiro humildemente. Soy Maximilian de Zalce, el Guardián Eterno; gracias por su atención.

Ninguna de las imágenes aquí mostradas me pertenece de ningún modo.
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Sin más que afirmar, agradezco su amable atención.

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