EL INICIO DEL SER.
Los misterios de la
imaginación.
“No sólo como escritor,
sino como ser humano, no me puedo permitir el no tener creencias, aunque sea en
varias cosas, pero no verlas lejanas, sino verlas en mí mismo, meter la mano en
el bolsillo y encontrarme con el Nirvana embarrado en mi mano, ¿me comprenden?
Creo en un destino marcado por nuestras decisiones, y una conciencia universal
con la cual estamos conectados debido a las figuras primordiales y el
equilibrio de la vida… ¿cómo dice?, ¿qué eso nos privaría de la libertad?, ¡Ja!
En lo absoluto, porque es bien sabido, en especial para aquellos expresivos de
la escritura, que dios como el gran escritor, si bien ya mantiene un guion
terminado sobre la historia de nuestras vidas en esta gran obra existencial,
hay que ser consciente que todo gran escritor tiende a hacer cambios de último
minuto, y varios de ellos, porque sus propios personajes se lo han sugerido”.
Hablando solo durante el amanecer.
Maximilian de Zalce.
Propósito.
“No hay mejor líder de opinión, que quien esgrime
una opinión liderada por sí mismo”.
La existencia como un ente del más vivo
conocimiento, nos lanza hacia los caminos más inesperados de nuestra mente, en
conjunto a algunos sucesos de nuestra realidad inmediata. Y en estos
prolongados viajes en el reino de las ideas, sobresalen temáticas de interés
profundo que despiertan en mí una necesidad, casi hambrienta, de expresar un
debate, un enfrentamiento, una cuestión, una lucha de perspectivas en un eterno
ciclo de renacimiento. Lo que tienen ante ustedes ahora mismo, se realiza no
con el propósito de llegar a conclusiones (que de hallarlas, sólo arrojaría más
preguntas, y por ende, nuevos caminos), pero si con el ferviente ideal de unir
varios de mis pensares producidos año tras año, traduciéndose únicamente en una
realidad personal: mi verdad.
[...]
Una mañana
filosofé sobre esa gran mentira que siempre vienen a decirnos acerca de
“siempre llega el momento en la vida de todo ser”, cuando en realidad, siempre
es el momento preciso para cambiarlo todo, de verte a ti mismo y hacer lo que
te definirá para toda tu vida. Hoy es uno de esos momentos, y decido expresarlo
de esta forma […]
Por lo mismo, no espero provocar con mis palabras
una gran conmoción para quien desee leerlas y comprenderlas, pero aun así,
aspiro a que algunos destellos reveladores en la verborrea de este solitario
veterano de los recuerdos y la nostalgia, llegue a almas dispuestas a una
transformación íntima.
Orígenes.
Cada momento es una
oportunidad de crear para mí, por lo que ante una pregunta de gran interés
histórico y filosófico, los intrincados, pero a veces predecibles, engranajes
de mi conciencia, comenzaron a movilizarse hacia una posible y/o debatible resolución: ¿qué es el alma? Una sola palabrita que ha logrado quitarle
el sueño a incontables estudiosos y hábiles individuos dentro de sus
respectivos ámbitos, siendo un tema de interminables incógnitas a lo largo de
toda la humanidad. Pero he ahí el preciso meollo del asunto: una sola palabra ha provocado un sinfín de
debates sobre su posible existencia o su posible inexistencia, lo cual siempre
termina en el mismo punto para toda mente: ¿qué
es el alma?, ¿a qué le llamamos el alma?, ¿procesos químicos naturales del
organismo?, ¿una conciencia superior que nos permite el aprendizaje en el mundo
material?, ¿la huella de la eternidad en nuestros cuerpos finitos?, ¿qué es? Siempre
me vuelvo loco ante una interrogante universal, a tal punto de querer llegar al
fondo de todo hecho, y encontrar la tan anhelada respuesta, ya que siempre
estaba tranquilo al comprender que, de conocer el resultado, el funcionamiento
primigenio de una cosa, eso sólo me arrojaría a un mundo completamente nuevo, y
a la reflexión continua sobre las posibilidades circundantes a un algo tan
especial.
Siempre he creído de manera fructífera en la
existencia de las conclusiones, pero no vistas como el fin de una temática,
sino como el inicio de un nuevo nivel de entendimiento sobre algo, ya que
cuando llegas a una respuesta determinada, ésta es capaz de abrumarte con
nuevas preguntas sobre mundos muy diferentes. Sobra decir que en nuestro
tránsito al mundo de los muertos, cuando nuestra vida haya expirado, se nos
aclararán muchas cosas, pero por lo mientras, no poseo la paciencia, el tiempo
ni la determinación como para explorar tal camino, así que, ¿por qué no aceptar
el reto lanzado al aire a lo largo de la historia, y hacer mi mejor intento por
hallar una respuesta precisa mientras aún respire?
Contexto.
El alma del ser humano, su significación, su
existencia misma, ha sido abordada desde múltiples corrientes teóricas y
filosóficas, en las cuales surgen cuestiones de diversas índoles, donde se
versan interrogantes sobre el mismo funcionamiento interno del ser dentro del
gran esquema natural de la vida, y posteriormente, de la muerte. En el trabajo
titulado: Breve historia del alma en la antigüedad, de Josa Fructuoso, expone al inicio de su
tratado, una oposición de dos perspectivas de gran interés:
[…] “Según la primera hipótesis, el
principio de la acción humana reside en su materialidad corporal, lo que
equivale a afirmar que la materia es intrínsecamente activa. Es la explicación
del hilozoismo que hallamos en los filósofos milesios. Según la segunda hipótesis,
el principio de la acción humana no se deriva de su materialidad puesto que la
materia es considerada inerte y necesita, por tanto, de un principio motor
ajeno a la propia materia. Pero aún dentro de esta segunda hipótesis debemos
distinguir otras dos posibilidades: que la actividad del cuerpo se deba a un
principio inmaterial e inmortal de carácter individual que penetra y que habita
en el cuerpo, un principio al que denominamos alma. Es la explicación del
orfismo, del pitagorismo y del platonismo; o que la actividad de los cuerpos se
deba al influjo de fuerzas extrínsecas, siendo estos simples piezas de una gran
máquina. Es la explicación del mecanicismo, que encontramos por primera vez
formulada en el atomismo (y que dentro de la psicología actual estaría
representada por el conductismo)” […]
[…] “Sin
embargo con la traducción de psyché por alma hemos adelantado bien poco en
términos científicos, porque alma es un término evanescente cargado de un
contenido religioso y de un poder místico capaz de liberarnos de la angustia de
la finitud, pero insuficiente para aclararnos algo respecto al contenido de la
ciencia que estudiamos. Alma es, simplemente, un término mágico que, por hacer
referencia a un principio inaprehensible, escapa a toda posibilidad de
verificación, siendo, por ello, ajeno por completo al ámbito del conocimiento
científico”. […]
Obviamente se exponen de manera esplendida otras
cuestiones sobre el alma visto desde la perspectiva de múltiples autores, donde
una y otra vez se habla sobre el movimiento del ser cumpliendo un ciclo eterno,
del cual aún no comprendemos su función total.
[…] “Pero, entonces ¿por qué los hombres
mueren? Y responde Alcmeón que "porque no pueden (como los astros) enlazar
el principio con el fin", esto es realizar el movimiento circular
completo. Explicación que encaja dentro de la idea de la perfección como
círculo, propia del pitagorismo y de la mentalidad griega en general que, como
veremos, no concibe la idea, implícitamente lineal, de creación o de que el ser
pueda surgir del no-ser o de la nada”. […]
Escribanos, autores de toda índole, analistas,
filósofos de la actualidad, incluso personas con conocimientos privilegiados o
aquellos con perspectivas sencillas pero audaces por la experiencia, se han
debatido en el tema del alma desde su posible inexistencia, hasta su concepción
como de algo más. ¿Qué implica la existencia del alma? Equivaldría a la
existencia de otro mundo, de otro universo, el percibir algo más grande que
nosotros mismos que nos envuelve y nos recibe una vez que el ciclo vital de
nuestro cuerpo haya concluido. El alma, si es que existe, lo cual aún me falta
mucho para afirmarlo de manera rotunda, se me antoja como una promesa a un
camino de realidades sobrenaturales, más allá de la naturaleza conocida, que se
rige por diversas leyes. O también, resaltando la posibilidad contraria,
¿implicaría la finitud del ser?, ¿su total desaparición del plano de
existencia? Las preguntas nos ponen cada vez más cerca de la verdad sobre
nuestro limitado entender, pero por ello, no dejaré de aventurarme por otros
trayectos que se abren ante mí.
¡Kami-no!
Activando la narración equilibrista.
¿Qué es el libre
albedrío?, ¿cuál es el proceso interno que conforma una decisión? Ya he
afirmado que es una gran realidad en todos nosotros, en la sociedad en la que
vivimos, en el mundo que vivimos, que mucho de lo que nosotros somos y de lo
que hacemos, está determinado por ciertas cuestiones que adoptamos desde
nuestro nacimiento, sin embargo, es un hecho contundente, que la lógica de
nuestra propia naturaleza, nos dotó con el don de la curiosidad, con la cual
siempre podremos ir a mundos diferentes a lo acostumbrado. Quitándole todo el
rollo revelador al libre albedrío, veámoslo más como una respuesta lógica de
nuestro ser, en donde nuestro propio sentir nos motiva a satisfacer una
carencia que por diversas circunstancias, siempre hemos ignorado.
Viéndolo en estos
términos, como una búsqueda para encontrar aquella parte que se adhiere de
manera sencilla a nuestro ser, podemos ver la vida como la recuperación natural
de lo perdido, o en últimas instancias, la conjunción y creación final de todas
tus partes hacia el infinito. El libre albedrío, un proceso tan veloz, casi
imperceptible pero existente dentro de nosotros, y que por ello mismo a veces
es ignorado, siendo algo que poseemos todos desde nacimiento, ¿cómo no intuir
que estamos encaminados a algo más grande?, ¿cómo no comprender esta respuesta
innata en nosotros como una noción hacia algo más allá de entornos propiamente
conocidos?
¿Pero a qué? Esa es la
gran pregunta, algo que podríamos descifrar al comprender que antes de
preguntarnos hacia dónde vamos, es el preguntarnos de dónde venimos, y aquí van
dos elementos que tenemos que tomar en cuenta, cuando tratamos de desentrañar
los misterios del alma: lenguaje y percepción.
Si tomamos en cuenta que la propia concepción del
ser resulta en una conformación de elementos integrados antes, durante y
después de existir, y que todo va dirigido a un constante movimiento, un cauce,
un propósito, en comunión con el resto de organismos en el vasto cosmos, podemos
notar que durante toda la vida, el ser humano ha percibido su entorno bajo una
perspectiva limitada al llegar a este mundo, y que todo ello, provocó un
lenguaje que se fue formando poco a poco, hasta lo que conocemos hoy en día.
[…] La
comunicación, desde sus propios inicios, se ha considerado por muchos
catedráticos y estudiosos como un proceso extraordinario de la mente humana,
sin embargo, con el paso del tiempo, debido a la libre percepción, con los
principios de la connotación y la subjetividad, al tratar de traducir nuestro
interior a la realidad, nuestra conciencia prima en grabados, imágenes, textos,
figuras y demás, nos hemos topado con el malentendido, y desgraciadamente con
pocos remedios. Los análisis que se hacen de contenidos mitológicos bajo
diversas perspectivas lanzan a la luz muchísimos detalles que no detectamos a
vistas cerradas, pero al sonar tan concluyentes, impresionantes o lógicos, nos
hace percatarnos del enorme problema que metieron los pioneros de la
comunicación a las futuras generaciones con tantos tratados, filosofía, e historias:
¿dónde termina lo metafórico e inicia lo verdadero?
La literatura
es la evidencia magnánima de todo el conocimiento humano, ya que una vez
aprendí que la literatura como tal nos une como especie, además de que en ella
puedes encontrar los muchos caminos de la inquebrantable posibilidad humana.
Existen certeros registros en diversas mitologías y epopeyas de todos los
rincones del mundo, como los son la Biblia, el poema de la creación, Teogonía
de Hesíodo, El libro de los muertos, Popol-Vuh, El Mahabarata, el Ramayana, la
Ilíada y la Odisea, entre muchos otros, que nos hablan del origen del universo
y las hazañas de héroes en la antigüedad, destacando conexiones no sólo entre
dichas obras sino también con muchas inquietudes de la actualidad, temas que
siguen haciéndonos ruido sin importar el tiempo que llevan de existir en el
mundo.
Cada obra, cada
creación, viene representando una perspectiva única, una traducción específica
de una percepción de la realidad. No sabría decir si la razón de tantas
historias surgió a través de sucesos reales y verídicos, siendo que eso como
tal, ha servido de motor primario para documentales, investigaciones, películas
y narraciones gráficas de diversos lugares, pero es notable el que tales
momentos de la historia, reales o no, produjeran un impacto en la conciencia
humana, y tales percepciones se tradujeran en mitos que reflejaran enseñanzas
que siguen impactando hasta la fecha.
¿Pero por qué
sucede eso?, ¿por qué seguimos percibiendo lo mismo durante tantos años en las
formas más extrañas?, ¿qué es aquella presencia amorfa y adaptable que se
experimenta y engloba todos los conceptos conocidos?, en diferentes partes del
mundo, la han llamado de muchas formas, llámese Dios, Satán, Luz y Obscuridad,
Bien y Mal, Yin y Yang, y todos los dioses de las mitologías del mundo que eran
ligados a estas poderosas fuerzas de la naturaleza, siendo que tal actividad de
nombramiento fue seguida incluso en las historias que surgieron
consecuentemente, llamadas como La fuerza, el espectro emocional, el Ki, el
Chakra, el Cosmos, el Caos, La locura, entre muchos otros nombres. El conocido
ensayo “Mi origen del mundo”, realizado, diseñado y escrito por mí, versa en un
pasaje sustancial, cómo llegué a bautizar ese “algo”, ese “aquello”, como un
conjunto de energías vivas que se auto-imaginaron/crearon para dar paso a todas
las formas de posibilidad viviente en la realidad. Sin embargo, es obvio que
sin importar cuantos nombres le pongamos, seguimos sin conocer su verdadero
nombre, y apenas intuir una parte de su verdadera “naturaleza”.
Tal conclusión resulta obvia, si imaginamos
a un determinado grupo de personas formando un círculo alrededor de una silla;
es obvio reflexionar que tal objeto será observado desde diferentes puntos, por
lo tanto, no estaríamos viéndolo de la misma forma, y tal perspectiva nos
significa algo distinto a cada persona, por la simple verdad de que somos
distintos. Pero sigue el eterno debate sin terminar, ¿qué es esa silla y cómo
se llama? Nosotros la nombramos así por necesidad, porque ligándolo a la
cuestión anterior […]
¿Cómo se llama aquello que ha sido llamado a lo largo de la
humanidad, por mucho nombres?
¡Ésa es la
clave!
Con todo lo antes dicho no me atrevo siquiera a
sugerir que el lenguaje nos ha limitado, sino todo lo contrario, ya que con él
hemos creado cosas maravillosas que han perdurado hasta nuestros días, pero
también es una realidad lo que se plantea en la película Matrix
Revoluciones, donde el personaje de Ramakandra plantea
una cuestión interesante sobre el amor, y cito: “Amor es una palabra, lo
que importa es la conexión que la palabra implica”. Por
ello mismo, hay que comprender que Alma, Dios, Eternidad, Inmortalidad, entre
muchas otras cosas, son sencillamente palabras, y que éstas implican algo,
poseen un significado que ha sido abordado de muchas formas. Pero realmente,
desconocemos de qué se trate. Nosotros, los seres humanos, hemos nombrado
aquellas cosas, ¿pero realmente poseen un nombre?, eso es desconocido para
nosotros.
[…] “Para mí, es una imprecisión decir que
antes de todo, hubo nada…porque el decir, “hubo vacío”, es especificar que hubo
algo, así que aclarando esto, diré que desde un inicio, si así lo podemos
llamar, existieron estas cosas llamadas “energías”, las cuales también pueden
ser entendidas como entes, esencias, entre muchas otras cosas, las cuales desde
su concepción, fueron dotadas con una conciencia, pensaban y sentían, y fueron
estas energías, en constantes conflictos, como crearon la existencia, los
universos, los planetas, e incluso a todos los seres vivientes, los cuales
tenían una particularidad bastante notable: los seres eran capaces de percibir
la esencia de sus creadores, ¡así es!, podían percibir diversas energías; todo
ser viviente tiene el potencial de percibir energías, porque los que no pueden
sólo es por razones de susceptibilidad, o que no saben cómo acceder en el
estado adecuado para ser vulnerable a ellas. En la tierra, que es donde residimos ahora, aquellos seres que han
percibido estas energías a lo largo de la historia, le han dotado de diferentes
nombres, como Dios, Satán, Zeus, Anubis, Quetzalcóatl, entre muchos otros
dioses en las mitologías de todo el mundo; sabiendo que algunas primeras
historias de la humanidad trataban de dioses, y eran relatadas por individuos
que percibían estos poderes ancestrales, nos hace darnos una idea de donde
realmente vienen las historias”. […]
La era de las posibilidades.
El poder de la imaginación humana.
A final de cuentas el
único proceso posible que nos sacaría de toda duda, sería la transición de la
muerte, que más allá de fungir como una especie de purificación, permite
expandir la propia percepción de todo individuo, asimilando tanto aspectos
pasados como aspectos futuros, liberando un estado de reconciliación con el
infinito, en el cual se nos abrirían muchas puertas. Pero también me he permitido
argumentar un camino diferente.
La temática del alma y
todos los aspectos circundantes a la misma han sido tratados a lo largo de la
historia a través de múltiples perspectivas, con la intención de dar respuesta
a muchas interrogantes con la ayuda de la ciencia, el arte, la religión, la
psicología, la naturaleza, en fin, entre muchísimas otras cosas. Y claro, no
contradigo sus avances y reconozco los méritos de cada una, pero no dejo de
preguntarme acerca de una percepción existencial, que sólo el proceso de
transición a la muerte podría permitirme, y aquí establezco el núcleo de mi
teoría.
Sin dejar de lado que sólo
son conjeturas mías, tomando en cuenta que tanto el arte, la ciencia, la
religión, la política, como muchas otras conocidas y desconocidas por el ser a
lo largo del universo, fungen como perspectivas dirigidas a un algo, ¿sería que
al juntarlas todas, con una percepción liberada, me permitiría asumir el cuadro
completo de la existencia?
¿Cómo podría ser eso
humanamente posible? Sabemos que, desafortunadamente, no alcanza una sola vida
para poder adoptar en una sola mente, en un solo cuerpo, en un solo espíritu,
todo el conocimiento humano, y eso refiriéndome a un solo arte, a un solo
camino. Pues, en tal encrucijada, me gustaría citar a uno de mis personajes
favoritos en la obra de teatro en la que participé, titulada: “La culpa la tiene Cyrano ó entre flores
marchitas y lluvias aisladas”. En ella, conocemos a un espléndido Romeo,
que ante la insatisfacción previa de sus fantasías, cita textualmente: Pero
la imaginación… ¡mmm! La imaginación… ¿cómo es que la piel puede recordar lo
que aún no ha vivido?
En efecto, en la imaginación, ¡podemos vivir todas
las vidas que queramos! ¿Y cómo no sentir tal asombro ante la capacidad humana
de imaginar? Porque aunque conocemos los procesos neuronales por los que se
forma, su funcionamiento, es interesante plantearse el porqué poseemos esta
capacidad, la cual nos permite concebir de todo. Por ello mismo, me atrevo a
afirmar que la imaginación, motor mismo de las perspectivas, podría fungir como
la llave maestra que me permita abrir una percepción más allá de todo límite.
El trabajo de la autora Angela Ridao “Cuando la imaginación salta el muro de la
cotidianeidad para poetizarla”, exclama lo siguiente:
[…]
¿Qué
cosa es la imaginación?
¿Qué
lugar ocupa en nuestras vidas?
De manera general podemos expresar que:
La imaginación
es la capacidad humana para abrir puertas a mundos infinitos y lleva a poetizar
la vida mundana con reflejos ingenuos de metáfora.
Imaginar es
mirar más allá de la posibilidad que nos dan nuestros ojos. Es ver, oír, tocar,
olfatear, degustar algo más allá de la presencia; es atreverse a lo invisible,
a lo ausente para crearlo.
La imaginación
pertenece a un espacio íntimo, privado, preservado del ser humano. La
imaginación es original, porque cada Ser tiene una forma única y particular de
producir imágenes mentales; no existen dos seres que imaginen de la misma
manera. Basta hacer una pequeña prueba para comprobarlo, si ante un auditórium
expresamos una palabra y pedimos que imaginen, se comprobará que existe una
multiplicidad y variedad de imágenes tanto como participantes.
Muchas frases
hablan de ella como: “¡que imaginación tienes!” “¡es sólo pura imaginación!”
“todo es producto de la imaginación” “volar con la imaginación” y se podría
hacer una lista amplia de lo que sentimos por ella, o lo que escuchamos de
ella.
Pero hay algo que no se puede negar, que es
uno de los motores que dan vuelo a la creatividad, y permite poetizar la vida,
porque su esencia radica en la libertad. Libertad de pensar, de soñar, de jugar
con: las imágenes, los pensamientos, los sentimientos, las ideas, y los
conocimientos […]
¿No sería acaso la imaginación esta intuición
divina hacia un mundo de posibilidades que más allá de parecernos lejanas, nos
resultan íntimas…conocidas?
[…] Antes de
que bien podamos meternos en un problema al que me gustaría definir “tipo
Matrix”, acerca de que si nuestra propia conciencia y percepción humana nos
limita de ver cierta verdad en la realidad, ten en cuenta que la necesidad de
nombrar aquello también es porque te significa algo importante, y aunque
descubrieras la verdadera naturaleza de aquello con un nombre aún desconocido
para la conciencia humana, tendrías noción del primer nombre con el que lo
conociste, y siendo que eso no lo hace más o menos real, si te permite una
conexión específica.
Tal conexión es
lo que ha permitido esa cercanía y esa traducción de la conciencia y
conocimiento humano a varias creaciones tangibles y visibles de la realidad,
debido que aunque no podemos bautizarlo como tal, nos envuelve, nos rodea, y
nos ha permitido descubrir en nosotros mismos lo necesario para trascender como
especie y como individuos.
Igualmente han
permitido que autores como Joseph Campbell, Vladimir Propp, entre muchos otros,
debatieran acerca de este advenimiento o amanecer de las historias en la
conciencia y alma humanas, lo que me permitió a mí a su vez, el plantearme cómo
la imaginación permite la fluidez de la percepción a nuevos terrenos de
posibilidad, y cómo llegan afectar nuestra vida cotidiana.
¿Qué son las
posibilidades? Para mí, son partes potenciales de la realidad, momentos
específicos de la existencia, en fin, la materia fértil del espacio y el
tiempo, que permiten la creación de vida nueva, y todo ello puede ser concebido
con la mente. El ser humano ya tiene cierto control sobre sus creaciones, tanto
en significado como en poder tangible dentro de la realidad inmediata, debido a
la capacidad latente de traducir nuestras ideas en diversas expresiones
visibles para el resto y para nosotros mismos, pero si decidiéramos ir un poco
más lejos con este proceso de creación, con el respectivo conocimiento y
disciplina, teorizo que podríamos llegar a la fuente misma de las ideas, al
árbol de la historias, a la conciencia prima, conocerla y comprenderla, para
poder expandirla a voluntad. Así, no sólo tendríamos acceso al poder de la
creación, sino en aparecer posibilidades distantes en el inconsciente
primordial a nuestra propia vida.
¿Cómo definir el alcance de tal poder? Sé
que es una teoría totalmente radical, por no decir fantasiosa, pero viendo los
avances de hoy en día, todos esos documentales y experiencias sobre personas
con poderes que podrían catalogarse como “sobre humanos”, como levitación,
telequinesis, la habilidad de ver espíritus, entre muchos otros, ¿cómo no
imaginar el ir más lejos?, ¿cómo no concebir una existencia más grande a partir
de esos testimonios? […]
Como podrán apreciar, la propia definición de alma
aún nos resulta ajeno hasta el esperado cruce, pero desde la perspectiva del
lenguaje y la percepción, despierta nuevas cuestiones sobre el propio
movimiento humano dentro de la existencia.
[…] La fórmula de Epicuro para lograr la
autarquía o autosuficiencia y la ataraxia o indiferencia, es evitar los deseos
no necesarios y minimizar los necesarios: huir de los excesos en la comida y en
la bebida, rechazar los cargos públicos, los honores y riquezas, y, entre otros
consejos, evitar el matrimonio. Pero todo esto no le pareció suficiente, porque
Epicuro reconoció en el miedo al peor enemigo de la ataraxia. Mientras el miedo
habite en el espíritu, el ser humano no será libre sino que seguirá siendo
esclavo. El miedo es la cárcel interior, la auténtica cárcel del alma. Y por
ello Epicuro nos propone su superación. La superación del miedo a los dioses,
la superación del miedo al sufrimiento y la superación del miedo a la muerte.
La superación del miedo a los dioses, a su mirada vigilante, a su castigo, por su
mero alejamiento de los humanos, porque si los dioses existen, y él no lo
niega, habitan en otro mundo, en otra dimensión que no está comunicada con la
humana. La superación del miedo al sufrimiento, pues todo sufrimiento es
pasajero y su cese implica el regreso del placer. La superación del miedo a la
muerte, por último, porque la muerte carece de realidad como experiencia
personal. No es posible tener experiencia de la muerte propia, y en este
sentido la muerte no existe para uno mismo. Sólo tenemos experiencia de la vida
y de la vida en presente. Por ello, para concluir, sigamos el consejo de
Epicuro, en su versión latina, y aprovechemos el momento: Carpe Diem […]
A la luz de tales pensamientos, puedo concluir que
el propio ser termina justamente donde inicia, en un eterno ciclo, en un eterna
conexión, en un eterno reencuentro hacia nuevos saberes. La muerte nos
revelaría muchas cosas, por obviedad, pero también nos lanzaría más dudas que
tendríamos que resolver. Que querríamos resolver, mejor dicho. Además de que
llegado el momento, al poder avistar aquellos mundos desconocidos y distantes,
no podremos hacer otra cosa más que reconocer nuestro lugar en todos ellos. Si
algún día conocemos la respuesta, llevándonos a un final, éste sólo podría
suponer una sola cosa: un nuevo inicio, o como a mí me gusta llamarlo:
Al terminar un camino, se
empieza otro.
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