jueves, 30 de junio de 2016

La rebelión de Durantio.

LA  ERA  DE  LAS  POSIBILIDADES
PRESENTA:


FUERZA GUARDIANA

SEGUNDO  PRELUDIO

PRÓLOGO.
Guerra en la Infinidad.

El universo respira, vive, como una vasta unidad donde los planetas engendrados fungen como sus millones de hijos liberados en todo el cosmos, de los cuales se engendra más vida con la que comparten sus riquezas en un lógico y mutuo equilibrio.

Ahora él podía sentir todo eso.

La realidad deslizándose entre sus dedos, cuerpos celestes moviéndose a su alrededor, respirar el infinito con asombro, ¡con duda, si!, pero con una resuelta curiosidad. Preparándose en un lugar alejado del universo para una batalla decisiva, volvía a recordarlo todo, volvía a aquellos momentos de pesar, a aquellos orígenes que le hacían preguntarse de forma obsesiva una y otra vez, “¿por qué yo?”, “¿por qué alguien como yo, para realizar esto?”, “¡podría hacerlo cualquiera!”, y hasta cierto punto, sus palabras tenían razón a unos peculiares oídos juiciosos, pertenecientes a aquel que vio una chispa especial, aquel que lo detuvo de un acto trágico, aquel que lo libró de las penas dándole un propósito, enseñándole un camino.
En breves instantes comprendió que la realidad era más antigua de lo que él mismo llegaba a suponer, y que su universo no era más que uno entre muchas pequeñas burbujas flotantes dentro de un inmenso océano de existir, en el que muchos seres, quizá no en su mayoría, vivían ajenos de miradas ocultas, preocupándose en sus fugaces, cortas, destructivas, curiosas y extraordinarias vidas, como para pensar por un segundo, en un solo momento, que cada situación era vigilada por un poder más grande. ¿Dios? Era una palabra con la que se han definido. Dioses. Para muchos universos, para muchos mundos civilizados, para muchos rincones existentes, ellos son considerados así como tal, una raza de inmortales, un conjunto de guerreros capaces de proezas asombrosas, héroes legendarios a los que dedicaban historias, canciones, emblemas, pensamientos y rezos. Pero aunque hayan recibido muchísimos nombres, sólo ellos mismos conocían sus orígenes, su propósito, su rol a cumplir dentro de la realidad, su deber para con todos los universos…

Ellos eran los Guardianes del Equilibrio.

Aunque la imaginación podría revelar grandes misterios, ningún ser viviente o de otra índole, sabía de su existencia. Algunos dioses desperdigados en otros universos, la intuían, la sospechaban de múltiples formas, pero ninguno era merecedor de conocer la verdad. Toda la existencia era custodiada por este imperio de dioses, los cuales se encargaban de mantener el lógico equilibrio que bien tenía darles su permanencia en toda la realidad. Pasado, presente, futuro, todo era dispuesto como debía estar, todo controlado hasta el más mínimo detalle, todo asunto de relevancia revisado y llevado a cabo con suma precisión. Mantenían tanto la guerra como la paz, tanto la adoración como el esclavismo, tanto el amor como el odio, tanto la protección como la destrucción, y tanto la vida como la muerte. Y en esos momentos ante el umbral de todo el caos, se erguía el último de ellos, el elegido, el salvador, el profetizado, con la misión de preservar la vida una vez más.
El universo respiraba de forma endeble, ante la aparición de una aterradora amenaza, una fuerza destructora del cosmos, un cáncer que devoraba todo a su paso, un ser que destruía más allá de los límites del bien y el mal, una creatura que se materializaba con el único objetivo de consumir la vida, de apagarla, de negarla. Los guardianes actuaron en consecuencia, pero por primera vez luego de tantos eones, varios de ellos habían sido derrotados con facilidad. El enemigo se había vuelto implacable, arrasando con total libertad una esquina de la existencia, que lo mantendría entretenido hasta que continuara con el resto. Conocían las consecuencias, pero ante ello, mandaron al más sabio de los suyos, el guardián de todos los destinos, para encontrar a quien detendría a tan terrible bestia.

Dotado con las siete virtudes de la infinidad.

La creciente fuerza de la luz.

La resistencia de interminables mundos.

La velocidad inescapable del sentir.

El poder de reinos ancestrales.

La sabiduría de universos eternos.

La inmortalidad de almas invencibles.

Y la comprensión de posibilidades ocultas.

Todas ellas formaban al nuevo campeón.

Un salvador,

Un elegido,

Un héroe,

Un guardián.

DURANTIO.

Con el ritual resuelto, y los poderes obtenidos, inició el trascendental choque de fuerzas que estremeció los cimientos mismos de la creación, destrozando los pilares que mantenían las viejas esperanzas, creando inmediatamente los vestigios de una nueva era: la era de las posibilidades.
La batalla se extendió a tiempos incomprensibles para la mente, pero fue existente en varios sentidos. El poder de ambos contrincantes rivalizaba en muchas formas, haciendo la diferencia aquellos vestigios de humanidad que despertaban movimientos creativos, y estrategias convincentes, ante el destructor que desataba su esencia maligna a su enemigo. “Proteger”, sólo en ello podía pensar el pequeño quien renació en el nuevo titán que se batía contra el asesino de la realidad. Recordaba los momentos difíciles, los momentos terribles, los momentos sencillos, los momentos agradables, todos conformando su vida en una serie de destellos dentro de su cabeza, a cada segundo que su poder aumentaba, a cada respiro donde su esencia se expandía abarcando toda obscuridad. Si, la humanidad que recordaba, la humanidad de la que nació, la humanidad en la que fue concebido, no le guardaba afecto, ni siquiera memoria, y aquel sentir era mutuo, pero aún así, sus golpes no se detenían, sus ataques no frenaban, su avance no entraba en declive por ningún segundo. No sólo luchaba por la humanidad conocida, luchaba ahora por la existencia de millones de seres vivientes, que si igual no conocía, no podía permitirse perder aquello, algo más, otros mundos.

“Un todo que vale la pena salvar”.

Expulsando una tremenda fuerza, Durantio, el guardián definitivo, culminó con la vida de su adversario, terminó con su avance por el multiverso, con un rincón de la realidad en sí…pero había consecuencias.
Obscuridad. Un sentimiento lo sobrecogió, una sensación fría, dura, incluso hueca invadió su mente. Quieto entre las sombras, manteniéndose firme hasta la llegada de la verdad. Alejado, solo, no podía distinguir una luz, ni una voz, ni un pensamiento en la distancia. El silencio lo abrumó, recordándole su humanidad, los momentos de mayor agonía para su ser, aquellos instantes traducidos por una mente joven, sensible, a los peores males que puede entregar una compañía quien disfraza intensiones deshonestas con rostros alegres.

Su universo se había extinguido.

No sólo el suyo, ¡muchos otros! El último ataque había culminado su misión, como también la vida de muchos seres que él mismo juró proteger. La desesperación lo inundó, a un punto donde podía incluso sentir a la realidad agonizante girando en torno a él.

Misericordia.

Eso reflejaba su rostro desprovisto por el poder, dirigido al espacio que le dio un propósito, luz en su vida. Pero sólo recibió un silencio mortal. Le habían dado la espalda, y poco a poco, podía sentir el poder de los guardianes fluir fuera de su cuerpo. Traicionado, solo, entre las penumbras, las lágrimas flotaron a su alrededor, en las cuales juró ver cada uno de los peores momentos de su vida. Amargura, temor, duda, odio, todo ello veía reflejado en sus ardientes lágrimas, estallando en furia, explotando en blasfemias contra aquellos que juraron proteger. Clamaba venganza, clamaba retribución, clamaba una cruzada contra los mentirosos y falsificadores de lo divino. Con el poder brutal que aún conservaba, ondeando las virtudes de los guardianes como un velo, detuvo la succión de sus nuevos poderes, arrebatándoselos con desdén, con furia, con el odio almacenado durante tanto tiempo, dormido, contenido, pero siempre ardiente, almacenándose a cada segundo, pudriéndose en cada acto de ofensa hasta su clímax.

Vacío.

Así era el sentir dentro de su ser, su nuevo ser. Algo se había roto, desconociendo al elegido, al salvador, y al guardián, quedando solo él, Alejandro, un joven de veintitrés, clamando su furia al mundo, a su propia existencia, a aquellas personas malvadas que se satisfacían con hacer sufrir al prójimo. “Ya no más”, se dijo entre dientes. Las sombras lo rodearon otra vez, atrayéndolas, ahogándose con rencor, permitiendo que la obscuridad fuera su capa, su velo, su manto, su castigo, su carga hasta ver el fin de su misión, su nueva misión.

La erradicación total de los Guardianes del Equilibrio.

Podía escuchar los lamentos de hace unos segundos, los gritos de pánico, las almas de millones de vidas apagándose al instante por su incompetencia, pero todas ignoradas debido a la frialdad de supuestos protectores. De entre todos esos susurros, el de una persona en especial captó su atención, por unos breves instantes, el de aquél, ese sujeto en el que había confiado, el Guardián del Destino, el guerrero que le prometió futuro, porvenir. Sentía su tristeza, su temor, pero nada lo suficientemente poderosos como para calmar el océano hirviente de su ira. Lo ignoró, y esta vez, de forma definitiva. No volvería a confiar en él. Lo dejaría de último, sólo podía prometer eso. En cuanto al resto, no descansaría hasta encontrarlos a todos y extinguirlos de toda la existencia…

Así, dio inicio la rebelión de Durantio.

Ninguna de las imágenes aquí utilizadas me pertenece en ningún sentido conocido.
Su utilización, y obvia edición, fue con el único motivo de entretener y enseñar.
Cada una de las imágenes es propiedad de sus respectivos creadores.
Sin mayores dudas, quedo a su servicio, y gracias por su atención.

Redención.

LA  ERA  DE  LAS  POSIBILIDADES
PRESENTA:



FUERZA GUARDIANA

PRIMER  PRELUDIO

PRÓLOGO.
Posibilidades.

En el principio, surgió la conciencia única, cuyo fijo propósito era la de extender su manto para moldear el existir de todos los seres vivientes y sensibles a la presencia de aquella entidad. Aquel tiempo, aquel inicio, se susurra con voz misteriosa en los rincones más apartados del ser, traduciéndose de espíritu a espíritu, de universo a universo, de posibilidad a posibilidad, por diferentes nombres, como el de una época dorada, la pureza del tiempo, incluso el amanecer de toda la vida. El infinito contempló su creación, y se preparó para el cambio, siendo que tan singular ente, difícilmente se quedaba quieto, en la búsqueda de nuevos caminos, horizontes por explorar, el deseo por abarcar con su luz todo el vacío faltante. La energía se expandió al punto de dividirse en muchísimas fuerzas, cada una consciente de la otra, como el de hermanos que nacen y se observan a consciencia por primera vez. Nació el conocimiento, pero a su vez, el gran conflicto. Los sagrados innombrables, sólo así llamados porque así lo decidieron, contemplaron nuevamente todo lo creado, y mientras algunos exploraban el filo de la paz, el equilibrio, la protección y la sabiduría, hubo otros que quisieron recorrer los senderos del caos, del vacío y la destrucción. Con sus manos y mentes, abrieron el tiempo y la sustancia, con sus dedos rasgaban telas de la realidad, explorando, conociendo, examinando, juzgando, destruyendo incluso, pero a su vez, creando infinitos universos. Las posibilidades para estos seres, parecían inmensas, siempre lo fueron, y aún lo son, pero su voluntad les dictaba que al moldear suficientes, se detendrían a observar en silencio, esperando un anhelado instante.

El principio marcó su fin.

La existencia se removía.

La realidad era sensible a la nueva era.

Uno de esas tantas entidades se removió, haciendo retumbar la realidad como una campana suave, como aguas en contacto con el cristal más fino, cuyas ondas expansivas, permitieron que una nueva posibilidad naciera, producto del azar y la voluntad. Un relampagueante lucero azul se movía sin control por varios espacios, perdiendo brillo con cada capa de realidad que atravesaba, hasta que fue a parar a la atmósfera de un peculiar planeta. Las posibilidades fueron lanzadas como la semilla a la tierra, ¿qué frutos emergerían?, ¿cuántas espinas y pétalos tendría aquella nueva flor?
Aquel relámpago azuloso, sin frenar su curso, impactó en el duro suelo del lugar, provocando una aterradora onda sísmica, así como un enorme cráter a su alrededor. El polvo se disipaba descubriendo el origen de aquel fenómeno, algo que yacía en el fondo del golpe, una figura inconsciente con rasgos humanoides, yaciendo quieta por unos segundos.
Un quejido, y de ese, otros sonidos se le unieron, hasta culminar en una respiración, luego otra, y otra, hasta que aquel extraño ser se percató que había aterrizado en otro lugar desconocido.
Con dificultad apartó los escombros que le envolvían, notando su ser al descubierto exceptuando una prenda colocada debajo de su abdomen, la cual cubría sus partes más privadas. Incorporándose, inspeccionó el lugar unos segundos, antes de sentir la debilidad de su condición, cayendo nuevamente en el duro suelo, apenas logrando sostenerse.
Ahí inició la travesía de aquél que lo perdió todo, que intentó arrebatar el brillo de otros mundos, aquel que respondía al nombre de Clark Kent, mejor conocido en varios universos como Super-boy de tierra Prima.

Ninguna de las imágenes aquí utilizadas me pertenece en ningún sentido conocido.
Su utilización, y obvia edición, fue con el único motivo de entretener y enseñar.
Cada una de las imágenes es propiedad de sus respectivos creadores.
Sin mayores dudas, quedo a su servicio, y gracias por su atención.

Encuentros en la fuerza esmeralda.

NECESARIA JUSTIFICACIÓN INTRODUCTORIA.

Aprendí no hace mucho, de un gran hombre, que el escritor es testigo privilegiado de su realidad, lo cual me lleva a decir que la razón de mi presencia en este espacio, y la creación consecuente que mostraré a continuación, obedece a la sencillez de exclamar lo orgulloso que me siento por todo lo que he aprendido con el pasar de los años, y cómo esa continua exploración por nuevos horizontes me ha permitido plasmar caminos extraordinarios en mi vida. He comprendido que los héroes que siempre he querido ilustrar en mis historias, se aferran de forma casi inconsciente, al menos en sus inicios, en una figura solitaria; eso, es un reflejo directo de mi realidad, de mi sentir, y de lo que percibo a cada segundo. Las dudas y mis propios temores me han llevado en varias veces por el camino del sufrimiento, del abandono, el generar tanta ira irracional contra uno mismo, hasta el punto de querer mantenerme alejado, para lidiar con mis propios problemas.
A veces, por mi pasado, me he creído tan inferior, por lo que para zafarme de esa idea, he querido luchar sin nadie a mi alrededor contra todos los demonios que me atosigan con susurros abominables, que me incitan a la indiferencia, y hasta cierto punto, es algo increíble el poder lidiar con todo ello por ti mismo, pero uno no siempre puede lidiar con el obstáculo de forma individual. Gracias a la enseñanza de varias personas en mi vida, pude ver que los héroes que he creado a lo largo de mi vida, aunque siguen un camino tortuoso, al final, logran romper con la ilusión de la soledad, sabiendo que jamás están solos, porque en aquel rincón más alejado del universo, donde creían solo estar con ellos mismos, de igual forma permanecen unidos al resto de la existencia.
Al final, siempre queda la experiencia, las enseñanzas, y sobre todo, los recuerdos, que te enseñan el umbral de la muerte, donde tú debes tomar la última y primera decisión de un nuevo sendero.
Soy consciente que vivimos en una época de importantes cambios, enfrentando un mundo en una eterna danza entre finales felices y encuentros tenebrosos, entre la luz de la esperanza y máscaras monstruosas, por lo que para mí, y sé que para muchos también, es imperativo este poder creador que aspire a un propósito más elevado, que llene de belleza al mundo, la alegría que tanto nos hace falta, el mismo entusiasmo que yo de niño viví al vislumbrar tantos mundos imposibles. Vivimos una época que necesita de arte, sueños, vida…y de héroes. Hoy más que nunca, necesitamos que la fuerza nos acompañe, tanto en el día más brillante, como en la noche más obscura.

LA ERA DE LAS POSIBILIDADES
Presenta:

AMISTAD
Encuentros en la fuerza esmeralda.

Millones de estrellas lucían preciosas en el cielo nocturno, mientras la brisa silbaba con suavidad por aquellos campos, cuyas extensas tierras servían para envolver a dos individuos en una atmósfera de calma poco habitual en sus vidas. La naturaleza y sus incontables misterios, que eran capaces de relajar con sus sonidos, con sus sensaciones y regalos los pensamientos de cualquier héroe, alcanzaba su máximo esplendor aquella mística noche, donde los pensamientos estaban destinados a unirse. Juntos yacían aquellos indomables, antes conocidos, y ahora aliados por diversas circunstancias, concentrando su visión hacia las constelaciones, la luna, y los astros que permanecían escondidos más allá, dándose cuenta tan sólo por unos instantes, el cómo en sus aventuras no se permitían el apreciar totalmente la belleza del cosmos a su alrededor.
Lado a lado, permanecían aquellos que en tantas ocasiones habían brindado paz a varios planetas, quienes habían ofrecido protección, realizando hazañas dignas de dioses antiguos con todo su poder. Ahí estaban ambos, en el disfrute de la quietud, aquel guerrero de la voluntad vuelto a la vida, Hal Jordan, mejor conocido por muchos como Linterna Verde, y aquel habilidoso defensor héroe de la galaxia, Luke Skywalker, caballero Jedi. Con total calma, empezaron a sostener una agradable conversación, recordando los sucesos del presente día, rememorando el cómo se conocieron, en un planeta no tan abandonado, distante de ambos orígenes, donde el joven piloto se vio envuelto en una complicada lucha contra seres extraños, de gran resistencia a su sable de luz. La intervención del guardián esmeralda bastó para equilibrar las cosas, siendo que al detectar una irregularidad singular, se habían dirigido a aquel planeta con el único propósito de realizar su trabajo; cuál sería su sorpresa al encontrarse a un joven blandiendo un arma desconocida, contra varios monstruos. Se cubrieron las espaldas a la perfección, haciendo gala de sus poderes para derrotar al enemigo, y salir de ahí a un lugar todavía más seguro.
El Linterna tuvo mucha curiosidad acerca de los poderes del muchacho, utilizando incluso el conocimiento de los guardianes plasmado en el pequeño anillo que blandía con orgullo, tratando de averiguar sus orígenes, pero tales intentos fueron en vano siendo que la sensibilidad a la fuerza no era otorgada a todos. De igual forma, Luke quiso conocer más del desconocido, maravillándose al ver que podía trasladarse de planeta en planeta sin el uso de una nave, sin mencionar la fabricación de varios aditamentos con el uso de su luz esmeralda. Pero el conocerse a profundidad se vio impedido nuevamente, ante un disparo a quemarropa por la espalda al portador de la voluntad, y el Jedi pudo ver que el imperio galáctico aún deseaba reclamar su cabeza. Con s aliado herido, no se sintió del todo seguro de luchar, por lo que intentaron alejarse de ahí, teniendo como gran defensa el sable del caballero que desviaba algunos disparos. Hal Jordan, recobrando el conocimiento, y recuperando sus facultades, viendo a su nuevo compañero envuelto en problemas, utilizó su anillo para fabricar un escudo que repelía la mayor parte de los disparos. Haciendo aparecer una mano gigante, de un manotazo lanzó a sus enemigos lejos de su presencia, dándoles el tiempo suficiente como para que el joven piloto tomara una nave, y salieran de ese lugar, al intuir que más tropas irían por ellos.
Ésta, y muchas situaciones más se habían manifestado en su camino, pero ambos pudieron resolverlas con audacia. El Linterna Verde, confiando en Luke, le dio la ubicación del planeta tierra, donde decidieron pasar un rato antes de volver a sus respectivas labores.
Las fuerzas perdidas debido a sus aventuras poco a poco regresaban, por lo que, inevitablemente, comenzaban a contar sus experiencias, conociéndose más a fondo, entablando los inicios de una sencilla camaradería. Y aunque la tranquilidad del campo los envolviera, el tono de la conversación había alcanzado otro nivel:

—Entonces… ¿tú también viste morir a tu padre? —le preguntó Hal a su nuevo amigo.

Un silencio flotó entre ambos, a lo que el señor Jordan decidió no insistir, creyendo haber preguntado por algo donde no debía meterse. Cuál fue su sorpresa al verse respondido:

—Si, así es…
—Emm, lo siento, no quise…
—Está bien, no pasa nada. Pienso mucho en él últimamente —dijo luego de una pausa—. ¿Y tú?
—Si, yo también…y no está entre mis recuerdos favoritos —dijo recordando con tristeza aquel día—. Él era un gran hombre.
—Estoy seguro de que si.

La tensión pudo respirarse por unos segundos, transformando la amena charla en una atmósfera enrarecida que ninguno de ambos héroes sabía si estaba dispuesto a explorar. Ambos guerreros realizaron hazañas asombrosas durante sus vidas, al igual que habían afrontado situaciones bastante difíciles, que no cualquiera hubiera podido asimilar con el tiempo. Hal miró discretamente a Luke, notándolo un poco desaminado, por lo que decidió relajar la situación en su muy peculiar forma de ser:

—Por cierto, lo manejaste muy bien hace rato —dijo sonriendo, con la vista fija en las estrellas—. Aunque me debes una, por salvar tu trasero.
—¡Ja! Disculpa, ¿pero quién de los dos se quedó inconsciente por más de cinco minutos a causa de un disparo láser?
—Bueno, dejémoslo en que estamos a mano —le dijo Hal, más tranquilo.
—Aunque supongo que debo agradecerte —le dijo Luke—. Ya sabes, por mostrarme tu planeta. Aunque sin ofender, su tecnología es algo arcaica, en especial en sus naves. Dudo que alguna de ellas me lleve más lejos que algunos de los satélites circundantes de este sector.
—Estamos trabajando en ello —le dijo sin perder la calma—. Aunque debo decirte que no es la nave, chico, sino el piloto que la maneja.
—Tienes razón. No por nada me consideran el mejor piloto de la galaxia.

Ante eso, Hal se irguió completamente, un tanto divertido, por no decir incrédulo ante las palabras proferidas por Luke. Éste captó la reacción, igual sonriendo con sorpresa:

—Je, ¿disculpa?, ¿podrías repetir eso último? —le preguntó Hal con saña—. Sólo hay un mejor piloto en todo el universo, y su nombre es Hal Jordan, amigo.
—¿Eres piloto?
—Solía serlo… —le dijo Hal recordando sus tiempos en la fuerza aérea—. Pero ciertos hábitos nunca se olvidan.
—Si, bueno, no dudo que seas un gran piloto aquí en tu planeta —atajó Luke—. Pero el universo es muy grande.
—¡Créeme! Lo he visto —le dijo, poniéndose de pie, haciendo resplandecer su poder—. ¿Te gustaría comprobarlo?

Luke comprendió los ánimos de su amigo de forma inmediata, pero su expresión cambió al notar cómo Hal Jordan realizaba una nueva creación para resolver su pequeño desacuerdo. La suerte estaba echada, y con un único apretón de manos, ambos combatientes se alistaron con los recursos disponibles para su nueva prueba.
La tranquilidad del espacio se vio abruptamente rota ante el sonido fugaz de un par de naves, una poseedora de tecnología nunca antes vista, y otra resplandeciente de color verdoso. La situación era simple: una carrera por todo el cuadrante; el primero en regresar a la tierra, sería el vencedor. Obviamente no sólo era un asunto de rapidez, sino de habilidad e ingenio, así que la realización de varias maniobras, en conjunto con esquivar varios proyectiles en diversos campos de asteroides no era una labor que cualquiera pudiera realizar, ¿pero acaso no estábamos siendo testigos de una carrera legendaria? Y era evidente que ambos guerreros la disfrutaban al máximo. Por desgracia, nada de ello duró mucho; disparos a lo lejos apartaron a los héroes de su competencia, preparándose para defenderse con lo que disponían: el imperio los había encontrado nuevamente. Hal Jordan con facilidad hubiera podido encargarse de ambas naves cazadoras, pero sabiéndose en compañía de un poderoso aliado, decidió dejar a un lado la arrogancia, y trabajar en conjunto para resolver la situación. Utilizando sus naves, lograron atraer a sus enemigos al campo de asteroides, que con habilidad, también estaban esquivando varios fragmentos rocosos, persiguiendo con disparos a ambos guerreros. La persecución se extendió por un rato, hasta que finalmente, una nave enemiga había caído, teniendo como problema solo una que se negaba a ceder. Pero no pasó mucho hasta que un familiar golpe se escuchó, luego otro, hasta que finalmente el último enemigo parecía acabado, pero no obstante, la nave tenía como último recurso impactar contra la nave rebelde, en un acto suicida por el objetivo de su misión. Hal se encontraba algo apartado, y notaba que ya salían del campo de asteroides. Tomó una decisión con rapidez, y a partir de ahí, el tiempo se deslizó con extrema calma. El caza imperial estuvo a pocos metros de la nave de Luke, el cual intentó por todos los medios zafarse de aquella embestida, pero no había medio posible de esquivar el ataque. La nave obscura impactó sobre la nave rebelde, y el caballero de la antigua orden de los jedi pudo sentir con precisión las llamas que amenazaban con envolverlo, como a tantos compañeros caídos. Pero en medio del choque, un relámpago esmeralda cruzó a gran velocidad entre los fragmentos carcomidos del impacto, y una gran explosión se manifestó alejando a varios fragmentos de meteorito en los alrededores. Ambas naves habían sido destruidas, y todo en presencia de ambos guerreros que permanecían a salvo en una estructura esférica de color esmeralda, flotante en la obscuridad del espacio. Luke se recuperó un momento después, sabiéndose vivo, al lado de su nuevo compañero, quien igual se veía preocupado al saber que por poco no lo lograba. “Ya me debes dos”, fue todo lo que sus labios susurraron para romper con el constante miedo que tuvo de no poder salvar la vida de su amigo. El miedo es el enemigo jurado de la voluntad, y si la duda que ya tenía se hubiera vuelto más grande, tan sólo un poco, no estarían hablando calmadamente:

—Gracias, Hal.

El aludido miró al recién salvado, quien recuperaba la sensatez, dedicándole una amistosa sonrisa. Ya de vuelta en la tierra, se calmaron un poco después del terrible encuentro, antes de sostener otra conversación:

—Así que… ¿me dices de nuevo quién te persigue?

De esa forma, poco a poco, Luke empieza a explicarle desde un principio toda su historia, su vida en Tatooine, la alianza rebelde, el encuentro con el antiguo Jedi Obi-Wan-Kenobi, las historias acerca de la orden Jedi, hasta la muerte del emperador a manos de su padre, el Lord Sith Darth Vader, también conocido antiguamente como un poderoso Jedi, Anakin Skywalker. Hal Jordan, conforme lo escuchaba, su aspecto cambiaba de incredulidad, a la sorpresa irreversible, sorprendido de las situaciones que este muchacho, a tan corta edad, tuvo que enfrentar para seguir adelante. Con todos sus años de experiencia, lidiando con problemas intergalácticos, demonios internos, incluso un pasado familiar bastante caótico, sólo atinó a decir unas palabras:

—Caramba… —dijo casi en un susurro—. Tu propio padre…es decir…vaya, no sé qué decirte…
—Está bien, no tienes que hacerlo.
—¡No! Me refiero que, bueno…no llevarse bien con tu padre es una cosa, pero lo tuyo es…

Hal se sintió un completo imbécil al iniciar de esa forma. La relación con su padre nunca fue buena, pero al escuchar lo de Luke, no sabía qué decirle, ni por asomo, siendo que nunca estuvo tan acostumbrado a tener este tipo de conversación. El Linterna Verde del sector 2814 sabía actuar, quizá escuchar… ¿pero decir algo elocuente? Muy pocas veces sucedía, y la propia Carol Ferris, su ex-novia, podía afirmarlo con total seguridad. Ambos se miraron unos minutos, en silencio, por lo que Hal, incómodo, rascándose la cabeza, trató de cambiar de conversación, salvando la poca dignidad que tenía ante el joven caballero Jedi:

—Ese tal Ben del que hablas, suena como un gran hombre, viejo —le dijo, recordándole un poco a Batman.
—Si, lo fue. Bueno, lo es todavía.
—¿No dijiste que se murió? —preguntó Hal abruptamente, golpeándose internamente los intestinos ante una pregunta tan estúpida.
—El viene a mí por medio de la fuerza.

El guerrero esmeralda inmediatamente recordó aquellas anomalías detectadas tanto en aquel planeta como en el joven chico, preguntándose si aquello que llamaba “la fuerza”, era algún tipo de súper-poder oculto, o magia de alguna clase. Hal indagó, a lo que Luke, sentándose, comenzó a explicar:

—La fuerza…es lo que le da a un Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todos los seres vivos. Nos rodea, nos penetra, y mantiene unida a la galaxia —dijo Luke citando las palabras de su antiguo maestro—. Es…un tanto difícil explicarlo, simplemente…puede sentirse, y manejarse a voluntad.
—Órale… —dijo Hal sin saber qué más decir—. Es curioso, los guardianes nunca nombraron nada de los Jedi o la fuerza ni nada por el estilo. De hecho, eso que me dijiste, suena como el espectro emocional.
—¿Espectro emocional?
—Pues en mi caso, es lo que le da la fuerza a los linternas verdes —explicó Hal con orgullo, materializando un avión sobre ellos—. Los guardianes, hace muchísimos años, crearon la energía esmeralda de la voluntad, para que los linternas verdes mantuviéramos el equilibrio en el universo. Claro, así como existe el verde, también existen otros colores, los cuales son parte del espectro, y…bueno, no siempre estamos de acuerdo...de hecho, ni siquiera estamos en paz.
—Nunca oí algo así.

Una vez más, ambos héroes se quedaron en silencio por varios minutos. Hal desintegró la nave que había fabricado sobre de ellos, por lo que se decidió a hablar nuevamente:

—Bueno, emm…siendo que tu nave fue destruida, y que ese tal imperio te busca, ¿qué tal si te quedas con nosotros un tiempo? Al menos hasta que podamos darte una nave lo suficientemente fuerte como para que vuelvas a lo tuyo.

Luke observó a Hal con una sonrisa, y el guerrero de la voluntad detectó un destello de tristeza, como algo oculto en lo que no se atrevía indagar:

—Te lo agradezco, Hal, pero no puedo hacerlo —dijo volviéndose a recostar en el césped—. Alguien espera por mí, y no puedo distraerme de ese camino.

El Linterna observó a su compañero con curiosidad. Alguien esperaba por él, y de pronto, dada su experiencia, una sonrisa se asomó por su rostro, sentándose al lado de su compañero:

—¿Alguna chica especial?

Hubo otro silencio, en el cual Hal lo observó discretamente, esperando alguna turbación, pero éste se mantuvo observando a las estrellas, quizá un poco más allá:

—Algo así.
—No te preocupes, ya que si algunos de esos perdedores del imperio vienen a buscarte, tendrán que vérselas con La Liga de la Justicia.
—Nunca subestimes el poder del lado obscuro.

Hal se sorprendió ante tales palabras, más impresionado por la seriedad del caballero Jedi al decirlas. Intentó aguantarse las ganas de preguntar, pero le era imposible:

—¿El lado obscuro?
—La fuerza posee un lado luminoso y un lado obscuro, y aquellos que somos sensibles a la fuerza lo sabemos —dijo éste con seriedad—. Mientras el lado luminoso es el camino de la sabiduría, la tranquilidad y la paz, el lado obscuro es el camino del odio, la ira y la destrucción.
—¿Cómo el bien y el mal?, ¿luz y obscuridad?
—Con la fuerza, nunca es tan simple —dijo Luke sin perder su seriedad—. Una vez que uno decide ir por ese camino…es una cruzada sin retorno.

En ese instante Hal recordó lo contado de su padre, como antes alguien noble se convirtió en un dictador despiadado. De manera inevitable, se recordó a si mismo, hace muchísimo tiempo como Parallax. Volvió a observar discretamente a su amigo Luke, quien se mantenía contemplando el infinito.
Se quedaron callados nuevamente, recuperando aquel ambiente relajante que habían tenido en el primer momento en que habían llegado a la tierra. Pasaron los minutos, y se hacía más tarde. El frío se empezaba a manifestar en nuestros héroes, pero para ambos era demasiado relajante estar en ese lugar:

—Luke.
—Dime.
—¿Alguna vez has ido al lado obscuro?
—…No es como tal un lugar —le explicó vacilante en un inicio—. Son…sensaciones que te consumen.
—¡Vaya! Con eso creo que no podré dormir esta noche —dijo el Linterna de forma sarcástica.
—He sentido el lado obscuro —dijo Luke de forma tajante, callando al piloto—. Es…abrumador, como…un rugido que despierta en ti sensaciones que antes no conocías. Y aquel rugido, poco a poco, se va haciendo más grande, como millones de gritos que te ensordecen a cada segundo hasta el punto de enloquecerte, de querer destruir todo a tu paso. Y finalmente…silencio, tan denso, tan…se adhiere a ti, aferrándose como…algo más, pero sabes que sólo eres tú mismo.

Hal miró a Luke abiertamente, y no pudo evitar sentirse identificado con aquel chico del cual aún desconocía tantas cosas. Conocía esas sensaciones, aquel sentir abrumador que se apodera de ti, hasta enloquecerte, queriendo destruir todo a tu paso. El dolor, la ira, el miedo a perderlo todo, un camino que te lleva al sufrimiento de tu ser y el de los demás. ¿Quién más podía entenderlo, sino él?

—…Joder —dijo el Linterna luego de un rato—. Creo que acabas de describir mi situación de hace algunos años.
—¿A qué te refieres?
—Que pase por una situación similar —dijo Hal—. Mi ciudad natal fue destruida en una terrible batalla, por lo que quise usar el poder de mi anillo para reconstruirla, pero los Guardianes me lo prohibieron. Me sentí enojado, abandonado, y por ello…robé tanto poder, maté a tantas personas, amenazando con destruir el universo mismo.

Ahora Luke miró a Hal abiertamente, sorprendido ante sus palabras. Nunca se hubiera esperado una situación así desde…lo de su padre. Volvió a recostarse sin decir nada por unos momentos, pero luego sintió la necesidad de preguntarle:

—¿Y qué sucedió entonces?
—Morí… —dijo sencillamente—. Y volví a la vida.
—…Joder —susurró Luke, imitando esa expresión típica de su compañero.

La temperatura bajaba cada vez más a su alrededor, pero eso a ellos no les importaba, ya que la conversación que sostenían, los mantenía con el calor suficiente de querer continuar. Se sentían bien estando juntos, sabiéndose parte de una misma situación, de un mismo pasado, quizá de un mismo futuro ahora desconocido. “No existe el azar, sólo la fuerza”, recordó Luke las antiguas palabras de su maestro, concluyendo que el encuentro con Hal no fue para nada fortuito. Hal se sentía bien de compartirlo con alguien con quien, posiblemente, podría comprenderlo. Tantos años de lucha, de desconfianzas, de rencores, parecían desvanecerse estando a su lado. Aún así, sentía a Luke inquieto, y era algo natural, al reconocer que aquella parte maligna de la fuerza, ha anidado siempre en él. Siempre son nuestras decisiones, solamente eso. El Linterna internamente hizo un esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas, ¿pero qué quería decirle? Sus situaciones eran tan similares, pero Luke por un lado nunca quiso acabar con el universo, ¡de hecho igual lo salvó! Y se mantuvo firme en su ideal de reconocer aquella luz aún enterrada en su padre, cosa que Hal jamás se atrevería hacer, y menos no con ciertas personas. Carraspeó tratando de llamar su atención:

—Luke.
—¿Si?
—Nuestra carrera se estropeó por esos idiotas, así que aún no decidimos quien de los dos es el mejor piloto —dijo seriamente, mirando a la estrellas—. Así que me abstendré de decirte que eres malditamente mejor hombre que yo, ya que de lo contrario, tendría que matarte.

Luke se extrañó un poco por esas palabras, pero poco a poco fue comprendiéndolas en su totalidad. El joven Jedi miró a su compañero una vez más, quien yacía con una sonrisa observando el infinito. Prácticamente Hal estaba tragándose su típica arrogancia, sólo para reconocer que aquel extraño joven, tenía un porvenir mucho más luminoso que el propio Linterna. Luke sonrió, sintiéndose incómodo, pero extrañamente halagado:

—Je, ¿disculpa?, ¿podrías repetir eso último? —le preguntó Skywalker, imitándolo de aquella primera ocasión.
—Dije que cuando tengas una nave, volveremos a volar, niño —le dijo Hal, sonriente.

Luego de mucho rato, se pusieron de pie dispuestos cada uno a seguir su camino. Obviamente, Hal le ofreció quedarse con la Liga, explicándoles la situación para que repararan su nave, pero Luke sabía de cierta forma que ya lo estaban buscando, por lo que sólo tendría que esperar. Hal volvió a insistirle, diciéndole que en ese tiempo tendría que buscar un lugar donde alojarse, pero Luke volvió a decirle que tenía cosas que reflexionar, y quería conocer ese mundo tan nuevo para él. Aunque no muy de acuerdo con su decisión, el Linterna le concedió su espacio. Así, ambos héroes, estrechándose la mano por última vez aquel día, fueron cada quien por su propio sendero, pero ya en la distancia, Luke se volvió:

—¡Oye, Hal! —el aludido se volvió hacia el joven Jedi—. Que la fuerza te acompañe…

Aquellas ancestrales palabras, dichas de generación en generación, despertaron algo en Hal, un sentimiento cálido, el cual creía perdido desde su infancia, casi como si hubiera podido sentir, aunque sólo por unos segundos, la respiración de todos aquellos seres importantes a lo largo de su vida, sonriéndole y bendiciéndolo en su camino. El Linterna Verde, adoptando su característico traje esmeralda, le sonrió, resplandeciendo para decirle unas últimas palabras:

En el día más brillante, y en la noche más obscura…

Y así, ambos héroes se separaron. Uno siguiendo los senderos del porvenir, y el otro elevándose a las infinitas estrellas.

. . .

Antes de continuar, me gustaría poder compartirles algunas respuestas que, seguramente, se han formulado desde el mismo encuentro con la premisa de esta historia.




Sip, eso es lo que me imaginaba, pero aún así, proseguiré con mi acostumbrada verborrea.

Dejando las bromas un poco de lado, quiero expresar de la forma más seria posible, que esta historia, este momento único creado por mí, es una representación directa de mi aprendizaje, de las experiencias que he tenido a lo largo de varios años, y un sello que determina esta comunión entre caminos recorridos y los que aún están por venir. Con una sonrisa dirigida a los atardeceres inspiradores del tiempo, he podido vislumbrar realidades donde Linternas, Jedi, Ponies, Superhéroes, Magos, Saiyajines, Piratas, Guerreros, Dioses, Monstruos, y demás, conviven en continua armonía…claro, a veces discuten, pero con un propósito transformador. No hay nada como el conflicto, como para observar con verdad nuestro interior.
En ningún instante de la historia es mi intención demostrar la superioridad de ningún personaje, mucho menos del universo de cada uno (que aquellos conocedores de ambos, sabrán lo difícil que resultaría mezclar ambas realidades a estas alturas). Esta historia no se enfoca en tales detalles, sino en el encuentro de dos héroes, que tratan de encontrar en sus similitudes, una mayor fuerza, otros conocimientos, y reconocerse a sí mismos.
Espero hayan disfrutado de mi creación, o que por lo menos, no deseen perseguirme con antorchas hasta el fin del universo. Siempre es un placer escribir, y más cuando alguien reconoce tu trabajo, ya sea con una sincera sonrisa, o mejor aún, con una retroalimentación seria y argumentada. Eso es todo por mi parte, así que me despido humildemente con unas últimas palabras:

QUE  LA  FUERZA  LOS  ACOMPAÑE,

EN  EL  DÍA  MÁS  BRILLANTE  O  EN  LA  NOCHE  MÁS  OBSCURA.


Ninguna de las imágenes aquí utilizadas me pertenece en ningún sentido conocido.
Su utilización, y obvia edición, fue con el único motivo de entretener y enseñar.
Cada una de las imágenes es propiedad de sus respectivos creadores.
Sin mayores dudas, quedo a su servicio, y gracias por su atención.

sábado, 4 de junio de 2016

Revelación de Proyectos

PROYECTOS  REVELADOS.

En mi vida aconteció una semana donde me vi completamente dedicado al inicio de todos aquellos proyectos que me decidí y propuse concluir en un lapso de tiempo específico, obteniendo resultados asombrosos. La gran era de las posibilidades encierra todavía muchas sorpresas y misterios de toda índole, y he aquí una intervención especial en este espacio, donde he decidido revelarles un poco, sólo un poco, de lo que he concebido inicialmente…

LINTERNAS GUARDIANAS.
TOMO 1.
El destino del Green Lantern Corps
El renacer de la Voluntad.


Las aguas de la esperanza yacían turbias e inestables.

Las llamas de la ira permanecían en constante silencio.

Los placeres de la codicia se volvieron insuficientes,

Y los dones de la compasión caían en la quietud.

El amor se encontraba perdido,

Y los temores volaban por mil caminos hacia ningún lugar.

La vida se apagaba en los terrenos inexplorados de la muerte.

Pero en aquel lugar alejado de los posibles,

Dormía la eterna llama de la voluntad,

Dispuesta a levantarse para continuar el legado…

En los inicios del entendimiento, la luz esmeralda fungía como una fuerza unificadora, de valentía y paz a lo largo y ancho del universo. Aquellas almas dispuestas a soportar los embates inesperados e ilusorios del temor, se consideraban dignos para portar aquel poder legendario como un arma, como un símbolo, como un llamado a todos aquellos para convertirse en auténticos protectores de todo cuanto amaban. Fue una época de grandes héroes, y de grandes aventuras, pero incluso el vacío más caótico se encontraba en el centro de los corazones más justos, lo que permitía a la obscuridad emerger en los ojos de aquellos que antes fueron los ídolos que inspiraban el porvenir de un mañana. Traiciones, sufrimiento, pérdidas, todo eso dio lugar a una era sombría, en donde los antes protectores del universo se convertían en los hacedores de la maldad, en los heraldos de la destrucción, que cómo ángeles caídos, causaban estragos en los corazones mortales, alimentando la mentira y la enfermedad en la noche más obscura.
Héroes habían caído, y nuevos combates a causa del temor iniciaban. Los muertos se alzaron para reclamar los tintes palpitantes de la emoción de entre las carnes inertes que dejaban tras de sí. Nuevos protectores indicaban el inicio de las guerras de la luz.
Los horrores nublaban el juicio del primer ideal que la conciencia había otorgado a sus ocupantes, desvaneciendo todo vestigio del pasado a nuestros días. Pero las penumbras no pueden existir sin esperanza, por lo que incluso en la misma nada que corroe las posibilidades, existió la voluntad que dio origen a todas las cosas. Y así el alma creadora, nos trae consigo una nueva era de posibilidades.
En Oa, antigua sede de los guardianes del universo, las ruinas que daban evidencia de un pasado glorioso, permanecían silentes, sin el menor indicio de vida desde la superficie visible a ojos sencillos hasta el propio núcleo del planeta para miradas más profundas. En el centro de este mortuorio escenario, rota, solitaria, se encontraba la batería central de la energía esmeralda, el primer motor para el poder de los Linternas Verdes. Pero luego de siglos en la obscuridad, se podía ver una tenue luz dentro de la rota batería, una llama que daba el inicio de un nacimiento teniendo únicamente a las estrellas galácticas como testigos de aquel acontecimiento. Un ser, una conciencia, un ente se retorcía con lentitud, apenas un vástago. Las antiguas entidades del espectro emocional se habían disuelto a causa del peligro continuo que suponía el constante uso de su poder, para con el universo, siendo que tal energía podía llegar a agotarse. Un héroe, un elegido, un campeón, Kyle Rayner, portador del espectro emocional y las entidades primordiales, único amo del poder de la vida, logró reparar la grieta de la existencia, salvando millones de vidas. Pero ahora el antiguo hogar de los guerreros capaces de superar cualquier temor, era testigo de un evento único, un suceso inesperado: Ion, la entidad misma de la voluntad…había vuelto a nacer.
Siendo pura energía, empezaba a adoptar una forma única, el de una creatura acuática singular, que con sus pequeñas aletas, estaba reconociendo el pequeño lugar en el que se encontraba. Inaudito para cualquier alma mortal e inmortal concebir este alumbramiento, la concepción de este ser cuya sola existencia implicaba en un principio seguridad, pero al final destrucción. Toda vida terminaba para volver a transformarse. Siendo así, guiados por la experiencia, el renacer de esta energía pondría suponer nuevamente el peligro sobre millones de vidas. Podría ser…pero recordemos que la existencia, en constante cambio, nos ha llevado a una época distinta, donde las posibilidades juegan a otro nivel. ¿Cuál es el destino de los caídos Green Lantern Corps? Sólo aquella creatura parecía saberlo. Con la mirada al infinito del espacio, su cuerpo se iluminó más que nunca, rodeando con su luz no sólo el planeta en el que se encontraba, sino un llamado luminoso a todos los cuerpos celestes circundantes. En esa misma acción, podía escucharse un lamento, casi una súplica por parte de ese ser, dónde las visiones de un cielo enrojecido, de una marea que tragaba su conciencia, eran terroríficamente vividas dentro del entendimiento del nuevo Ion. La luz se extinguió abruptamente, y el ser cayó de la linterna sin la más mínima noción de como andar.
Así fueron pasando los días, arrastre tras arrastre, que por consiguiente, fueron trayendo los años cuando el diminuto ser dominaba el arte de volar por el universo. Su cuerpo no era físico, pero poseía una concepción de su propio ser, por lo que mientras más aprendía, más voluminoso resultaba. En sus constantes viajes, fue llamado por diferentes nombres: energía, destello, dios, pero una que llamó más la atención, fue el de ballena esmeralda.
Tal rumor, llegó a los oídos de cierto personaje, que decidió ir en busca de tan singular leyenda. No le tomó mucho encontrarla en realidad, siendo que sus vidas yacían conectadas desde los mismos orígenes. Se observaron durante bastante tiempo, reconociéndose, sabiéndose unidos, por lo que al final, después de tantísimos años, el ser que despertó la intriga de toda una galaxia, habló por primera vez:

Sé quién eres, y quién soy. Conforme el tiempo lo he sabido y he comprendido mi función y deber en este existir. Pero por favor, ilumíname en este cuestionamiento que no he podido desentrañar… ¿por qué ahora?

El ser al que le había lanzado esta última pregunta, alzó la vista, denotando por el brillo luminoso de Ion un rostro de piel azul, y cuerpo diminuto. La vida del antiguo guardián del universo pasó ante él en el tiempo que dura un segundo, pero ni todo el tiempo de la realidad podrían permitirle concebir los misterios que le deparaba el futuro a ambos. Así, Ganthet, humildemente le sonrió a Ion:

—Porque te necesitamos…

Así, los Green Lantern Corps, volvieron a nacer.


CAMINOS  Y  VOLUNTADES.
Una linda historia de amor.
Fragmento del capítulo 1.
Voces del más allá.

“El recuerdo le resultaba repugnante, doloroso, pero totalmente claro. Aquel hombre, al que le había dedicado los mejores años de su vida, había aplastado todo posible cariño que los hubiera hecho salir adelante, con la única acción que jamás le perdonara. ¿Por qué sucedió así?, ¿por qué fue tan ciega?, ¿por qué su buena voluntad tantos años se vio destruida de una manera tan abrupta? No lo entendía, aunque tampoco quería entenderlo. Sólo comprendía que aquel que fue considerado el guerrero más fuerte de todos…Goku…su Goku…se había ido hace mucho tiempo de su lado, y no volvería jamás…”


DUELO  DE  MONSTRUOS.
ORÍGENES.
Fragmentos…


La besé nuevamente, atrayéndola más hacia mí, sintiendo su cuerpo cerca del mío, cubierto por delicadas sábanas de tela transparente. Me sentía en el cielo a su lado. ¿Cómo podría desperdiciar tal dicha?

—Mi lugar está aquí, Mai…a tu lado.
—No Atem…tú lugar está aquí —dijo señalando hacia mi corazón—. Siempre te llevará en la dirección correcta, mi amor…siempre.


UNIÓN  UNIVERSAL.
Secuela de “Sofía, La Linterna Verde”.
Crisis de realidades.

“Me saqué el anillo de mi dedo central, notando cómo la estela verde abandonaba mi cuerpo hasta dejarlo en ropas simples. Volví a colocarme el anillo, sonriendo, notando cómo el traje esmeralda volvía a mí. Hice lo mismo un par de veces, siempre con alegría, con entusiasmo, siempre segura de que aunque me quitara el anillo, éste seguía siendo real. Yo soy real. Todo fue real. Mi nombre es Sofía Valdez, y soy una Linterna Guardiana desde hace tres años”.


HARRY POTTER
Trilogía.
Posibilidades infinitas.
Inicios.






FUERZA  UNIDA.
Fragmentos…

PRÓLOGO.
Héroes del mañana.

El mundo ha cambiado.

En sus inicios, la humanidad lucía sencilla ante su constante evolución, ante su avance natural hacia el equilibrio y el descubrimiento. Los seres, creaturas de los diversos reinos impuestos desde los propios orígenes de la vida, se habían separado, cada quien por su camino. Humanos que se volvieron miles dentro de poco, se establecieron en pequeñas comunidades, las cuales fueron creciendo poco a poco, hasta volverse sociedades funcionales. Nuevos conocimientos brotaron de su imaginación, dando lugar a una cultura conformada por artes, rituales religiosos, política, economía, moralidad, entre muchas otras cosas. Así, se volvieron la gente común con la que nos topamos día a día. Pero no fue así para siempre.
De entre los millones de seres humanos que vivían en completa armonía y paz, un gran grupo de individuos empezó a preocuparse más por satisfacer los apetitos propios, que no podían ser saciados con lo que ofrecía una sociedad correcta y limpia. Existió la corrupción, en todos sus niveles, aquellos con el suficiente odio hacia si mismos y hacia los demás como para tomar el poder por la fuerza, suprimirlo a voluntad, transformarlo en una cultura nueva donde se plagaba el vicio y los excesos. Así, una nueva estirpe de asesinos, criminales, traidores y villanos, nacieron para gobernarlo todo.

Pero aún había aquellos, que tenían esperanza.

Desde la jovencita que ayudaba a bajar a indefensos gatos en los árboles, hasta afamados escritores y poetas que inspiraban con sus palabras movimientos para una revolución comunitaria, fueron los primeros pilares del ideal justiciero que fue pasando de generación en generación, hasta que llegó a aquellos individuos que quería marcar una indiferencia. Venían de todas partes del mundo, con orígenes diversos y convicciones inquebrantables, aquellos íconos históricos que se volvían símbolos de la verdad, símbolos de luz, que quería fervientemente arrancar de raíz los cancerígenos excesos de maldad dentro de la tierra. Así, nacieron libertadores, campeones y combatientes de la justicia. Por desgracia, no fueron muy bien recibidos por aquellos que habían nacido antes.
Batallas, conflictos, dolor, amargura y deseos de venganza nos han marcado como heridas que no llegan a volverse cicatrices. La sangre derramada permanece fresca desde aquellos días, donde desgraciadamente, súbditos y aprendices de la destrucción llevaban las de ganar, al no tener ningún límite al cometer cuanto quisieran, por conservar su ilusorio poder. Pero no todo estaba perdido. De entre las cenizas de la derrota, los mismos ideales que parecían extinguirse en las arenas del tiempo, llegaron a mentes más jóvenes, que no sólo disponían de aquellas convicciones, sino de las habilidades para lograrlo. Yacían en cada rincón del planeta, de diferentes nombres y apariencias, pero todos con el mismo objetivo de prevalecer en su ardiente lucha. Así, la gran época de los superhéroes nació, y por un tiempo, hubo paz. Pero la plenitud no es eterna. Los campeones de la luz, corrompidos por la arrogancia con el poder, permitieron que los pocos sobrevivientes de la obscuridad, se bañaran con aquellos dones, dando como resultado a una nueva ola de destrucción que no descansaría hasta hacerse del poder absoluto. Así, la época de los supervillanos dio inicio.
Muchos fueron testigos de enfrentamientos titánicos, el bien y el mal trasladando su lucha con nuevos rostros, nuevos ideales, pero sobre todo, nuevos poderes. Eran llamados de muchas formas, tanto temidos como amados en sus mejores momentos, pero ahora, en estos días…todo era distinto. Aquellas batallas pasaron de algo extremadamente simple a algo mortalmente complejo. Nadie supo la razón, pero llegó una época de silenciosa quietud, una época donde no sólo las sonrisas escaseaban, sino que los actos de nobleza eran atestiguados sin asombro alguno, sin reconocimiento alguno. Aparecían héroes derrotados en batalla, aparecían villanos retirados por la fatiga, aparecían personas indiferentes a los pasados ideales, y aparecían seres incapaces de intervenir por el miedo. Así nacieron los tiempos presentes, donde se extraña a los héroes del ayer, preguntándose continuamente qué fue de aquellas épocas con un mejor porvenir, ¿a dónde se habían ido los caballeros andantes?, ¿dónde residen ahora los trajes vistosos, los poderes de luz, los chistes ocasionales y el deseo por salvar el mundo?, ¿dónde yace la inocencia de la humanidad?

¿Dónde estaban los auténticos héroes?


VÍLLANUS
Reflejos de equilibrio y locura.
Fragmentos…

PRÓLOGO.
CAOS REPTANTE.

¿Qué es el caos? ¿Qué entendemos por esa palabra? ¿Un estado exclusivo de la mente y alma humana?, ¿una de las tantas fuerzas existenciales en el reino primordial?, ¿un todo?, ¿un vacío? Quizá sea todo ello, pero tiene que dejarse bien clara una sola cosa: el caos es real. El caos existe. El caos también es una presencia, la cual se traduce en cualquier acción humana…y no humana. Por lo tanto, también debe añadirse que el caos es una propiedad misma de la naturaleza universal, un elemento que se ha expandido a lo largo del cosmos, sólo para ser refrenado por su contraparte: el equilibrio. Muchos autores de la actualidad, tratan el tema de estos opuestos complementarios con perspectivas cada vez más fantasiosas, cuyas realidades en los terrenos del simbolismo, pueden parecernos aterradoras por las similitudes que encontramos en nuestra vida inmediata. Una de esas tantas teorías versa sobre la relación caos-equilibrio con mentira-verdad. Un autor anónimo nos habla que desde el inicio de los tiempos, los seres que habitaban en el gran espacio de la existencia, eran en realidad una especie millones de veces más evolucionada que la nuestra, millones de veces más avanzada, poseedores de una sabiduría infinita. Pero incluso, en esa sabiduría, cometieron un error, al tratar de descubrir límites más allá de los percibidos. Y precisamente, uno de esos límites, les regresó el rostro de forma agresiva. Así, aquella raza descubrió el caos. Una creatura tan enorme como el universo, sin forma, sin inicio ni final, entró en una guerra absoluta contra aquellos seres, por lo que éstos, en su desesperación, idearon, planearon y crearon campeones para detener a tal creatura. Se nos dice que cuando uno de estos denominados “campeones”, es tragado por el caos, se traduce inmediatamente a lo que nosotros podríamos denominar como nuestra realidad, humana, imperfecta, e inundada de imperfecciones. Nosotros no somos más que reflejos, proyecciones del campeón primordial, luchando constantemente por romper el velo de mentiras impuestas en el interior del caos. Joseph Campbell, un mitólogo famoso, describió a este campeón y su hacer como Monomito, también conocido como La jornada del héroe. Es un alivio el que desconozcan que tal héroe fue derrotado en su primera batalla…claro, suponiendo que tal teoría fuera cierta. Muy interesante, porque cómo ésta ha habido muchas que explican la relación, casi imperceptible, pero existente, entre el caos y el equilibrio, traducido hoy en día, de manera ordinaria, a los combates diarios entre los auto-denominados superhéroes, y súper-villanos. Aquí me atrevo a decir sin exagerar, que estas constantes luchas han evolucionado con el tiempo, no sólo descubriéndose variantes de la misma figura, como lo podríamos ver en personajes clásicos como un Santa Claus y un Conejo de Pascua, que se contraponen a los típicos monstruos de las leyendas originarias de varias historias sobre Vampiros, Hombres Lobo, Brujas, y demás, sino que incluso podemos ver cómo la vida no resulta tan fácil como el blanco y el negro, encontrándose muchos toques de gris a cada esquina, como las fuerzas de la naturaleza que son traducidas en personajes mitológicos y mágicos como dragones, hechiceros, princesas, entre muchos otros. No quiero meterme en un tema de cuestión filosófica bastante debatible sobre argumentos del “bien”, y el “mal” en ciertas situaciones, sino que existen posibilidades extraordinarias en donde los mantos del caos y el equilibrio, la locura y la rectitud, el vacío, la realidad, la fragmentación, o el amor, son jugados por los personajes más inesperados…


UNA  HISTORIA  MÁS.
Dave, el héroe.
Fragmentos…

“…El mundo se sumergía en un limbo sombrío. Los pocos héroes restantes habían abandonado la lucha, cayendo en las garras de la indecisión y el miedo, provocando una quietud implacable sobre el alma de todo ser vivo. “¿Quién nos salvaría?”, gritaba un narrador con desesperanza. El beso de la muerte pronto tocaría a su puerta, pero aunque la obscuridad lo esperara, una nueva luz arrojaría nuevos caminos para los héroes de antaño. En la soledad más profunda, un sucesor había llegado, un joven de valiente sonrisa, y un ideal auténtico, quien continuaría lo que él había dejado inconcluso. El antiguo narrador murió tranquilo, sabiendo que una nueva voz, una nueva alma, una nueva esencia daría vida a sus viejos héroes, causando una vez más la inspiración necesaria en el mundo, en su próxima era de las posibilidades…

Así, una nueva historia comienza…”


BATALLA  DE  HORRORES.
Libro Primero.
Sally.
Fragmentos…


Ya han pasado tres años…

“Hoy se cumplen veintiún años de miserable existencia. Hoy es el gran día…finalmente. A pesar de la constante ebriedad, obligué a mi cuerpo a levantarse, buscando con mi mano una última botella, la que había estado guardando para este momento. Todo lo que sube tiene que bajar, ¿no? Aquí termina el constante miedo a la obscuridad, los gritos a mitad de la noche, el temor a los nefastos recuerdos de mi infancia. Mi nombre es Sally Myers, y como siempre me he dicho desde que tengo memoria, ¡Dios alumbra todas las cosas!…todas excepto a mí”.


LA MESÍAS.
El último advenimiento de la paz.
Fragmentos…

“El templo infinito yacía en ruinas. Los jardines del Edén se extendían más allá del propio pensamiento, más allá de cualquier estado del espíritu, tan anchuroso y grande como la propia percepción podría imponer. Pero aquel jardín era real, un sitio auténtico, pero que ahora estaba en penumbras. No siempre fue así, aunque el tiempo era irrelevante al tratar un lugar tan mágico, el propio inicio del viaje de la humanidad. La luz, de un instante perceptible al siguiente, había desaparecido, dejando ensoñaciones de las almas y guardianes luminosos para cuidar los aposentos universales. Ahora, pocos permanecían, los últimos que esperaban el regreso de su dios.

Y ahora, aquél había vuelto”.

Como pudieron apreciar instante tras instante, mis proyectos no derivan únicamente de creaciones propias, sino de creaciones alternas a mí, con las que construyo historias completamente únicas, donde me permito plasmar todo mi sentir, todos mis demonios, todas mis locuras, pero sobre todo, mis buenas virtudes, y la transformación que obtengo en todo ese hacer. Espero les haya parecido interesante, y tengan por seguro de que existirá mucho más, porque como dije, tengo el tiempo contado. Nos veremos pronto, amigos míos.


Ninguna de las imágenes aquí mostradas me pertenece de ningún modo bajo ningún motivo.
Su utilización y obvia edición es con motivos de enseñanza y continuo aprendizaje.
Todos los derechos reservados para sus respectivos creadores.
Sin más que afirmar, agradezco su amable atención.