LOS SOLILOQUIOS DEL GUARDIÁN
El sueño que se hizo historia,
Y la historia que se volvió un comienzo.
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UNA ÉPOCA EXTRAORDINARIA
El Guardián contempla su legado…
El son del atardecer me envuelve, y cual apasionado
buscador observo millones de mundos tan vivos y tan reales, cuyas mareas de
batalla y aventura me llaman con avidez, a la creación; resuena poderoso el
canto de los héroes, una infancia compartida por hermanos y hermanas de
distintos orígenes, ayeres de travesía y misterio hacia un nuevo rumbo. Así
inició la primera historia, el auténtico origen de mis andanzas. En aquel día,
un camino terminó, para empezar otro.
La
vida es la incansable búsqueda y el eterno encuentro del significado de la
verdad. La vida consiste en todo lo que conocemos y todo lo que nos ha formado,
aquel territorio familiar e inherente a los primeros momentos de nuestra
existencia, que se van reconstruyendo a medida que vamos superando obstáculos y
conociendo diversos personajes que alteran y/o cambian nuestra forma de pensar.
Pero a pesar de las momentáneas maravillas que nos pueden ofrecer los objetos
más allegados a nuestro espíritu, siempre permanece una inequívoca sensación de
curiosidad con respecto a nuevos horizontes; nos nace el preguntarnos si existe
algo más profundo de lo conocido, si existen realidades diferentes a las
acostumbradas. Pasamos incontables años tratando de saciar aquel sentimiento,
siempre en la espera de realizar la hazaña que te haga sentir la libertad
merecida. Y ese encuentro es real, existe, siempre nos sucede aquel instante
donde todo nuestro interior se dirige a un punto, el encuentro con la esencia
prima de tu existencia. El mundo adquiere entonces muchos otros sentidos, pues
llega a ti la comprensión de una verdad única, aquel detalle que hasta entonces
te era desconocido, pero que se ha revelado ante ti, y acompañarte por siempre.
Cada
proceso es distinto, como cada persona posee tantos matices, que en ocasiones
llegan a ser ignorados debido a nuestra falta de imaginación, y sobre todo, de
empatía. Somos tan profundos y cambiantes que la sola revelación de una verdad
arroja luz sobre muchas otras dimensiones que son parte de nuestra ser, y que
cada una conlleva una relación tanto de declive como de ascenso.
Y la verdad es como el
atardecer, un renacimiento, una decisión, un instante infinito, que establece
las fronteras entre el ayer y el mañana, el pasado y el futuro, el ahora con el
porvenir lejano. Así me he sentido, pues he encontrado mi momento, mi esencia,
y mi verdad.
El Guardián contempla su legado
Por última vez.
Pues el Guardián…ha muerto.
…
Y una nueva era ha nacido
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