miércoles, 31 de mayo de 2017

Los soliloquios de un Guardián.

LOS SOLILOQUIOS DEL GUARDIÁN
El sueño que se hizo historia,
Y la historia que se volvió un comienzo.

1
UNA ÉPOCA EXTRAORDINARIA

El Guardián contempla su legado…

El son del atardecer me envuelve, y cual apasionado buscador observo millones de mundos tan vivos y tan reales, cuyas mareas de batalla y aventura me llaman con avidez, a la creación; resuena poderoso el canto de los héroes, una infancia compartida por hermanos y hermanas de distintos orígenes, ayeres de travesía y misterio hacia un nuevo rumbo. Así inició la primera historia, el auténtico origen de mis andanzas. En aquel día, un camino terminó, para empezar otro.

La vida es la incansable búsqueda y el eterno encuentro del significado de la verdad. La vida consiste en todo lo que conocemos y todo lo que nos ha formado, aquel territorio familiar e inherente a los primeros momentos de nuestra existencia, que se van reconstruyendo a medida que vamos superando obstáculos y conociendo diversos personajes que alteran y/o cambian nuestra forma de pensar. Pero a pesar de las momentáneas maravillas que nos pueden ofrecer los objetos más allegados a nuestro espíritu, siempre permanece una inequívoca sensación de curiosidad con respecto a nuevos horizontes; nos nace el preguntarnos si existe algo más profundo de lo conocido, si existen realidades diferentes a las acostumbradas. Pasamos incontables años tratando de saciar aquel sentimiento, siempre en la espera de realizar la hazaña que te haga sentir la libertad merecida. Y ese encuentro es real, existe, siempre nos sucede aquel instante donde todo nuestro interior se dirige a un punto, el encuentro con la esencia prima de tu existencia. El mundo adquiere entonces muchos otros sentidos, pues llega a ti la comprensión de una verdad única, aquel detalle que hasta entonces te era desconocido, pero que se ha revelado ante ti, y acompañarte por siempre.
Cada proceso es distinto, como cada persona posee tantos matices, que en ocasiones llegan a ser ignorados debido a nuestra falta de imaginación, y sobre todo, de empatía. Somos tan profundos y cambiantes que la sola revelación de una verdad arroja luz sobre muchas otras dimensiones que son parte de nuestra ser, y que cada una conlleva una relación tanto de declive como de ascenso.
Y la verdad es como el atardecer, un renacimiento, una decisión, un instante infinito, que establece las fronteras entre el ayer y el mañana, el pasado y el futuro, el ahora con el porvenir lejano. Así me he sentido, pues he encontrado mi momento, mi esencia, y mi verdad.

El Guardián contempla su legado

Por última vez.

Pues el Guardián…ha muerto.


Y una nueva era ha nacido

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