¿Qué sería del ser humano sin su
incansable afán de contar historias? Ya había mencionado en anteriores escritos
que la fantasía se ha consolidado como mi género favorito en cuestiones
literarias, e incluso en otros ámbitos de inventiva e imaginación. Desde los
inicios del ser, éste se ha comprendido a través de lenguajes fantásticos,
provocando el nacimiento de tantas y tantas figuras que prevalecen hasta
nuestros tiempos. Como accionar del soñador, la fantasía es una realidad
transmutable e infinita. Es por ello que las maravillas del mundo son una mera
traducción de las maravillas de la mente humana, pues en ella persisten
nuestras más fervientes pasiones y esperanzas, así como nuestros más profundos
miedos y rencores. Me gusta pensar que eso es Fantasía, pues es un lugar tan
viejo como el tiempo y tan vasto como el alma, y por lo mismo, contiene todas
las realidades y dimensiones que nos conforman a través de dragones sin alas, torres
de marfil, ciudades de plata, desiertos de colores llameantes, entre muchas
otras cosas. Fantasía es un mar de significados, hogar de numerosos personajes,
y por supuesto, un sinfín de aventuras. Y por eso he decidido expresarme
debidamente sobre la novela que ha marcado tan profundamente mi forma de ser.
La Historia Interminable cuenta las hazañas de Bastián
Baltazar Bux, un niño introvertido con aires de cuentista, quien al haber sido
perseguido por sus compañeros de clase, fue a parar a la librería de Karl
Konrad Koreander, en donde se encontró con un libro peculiar, diferente a todo
lo antes visto. Casi parecía que el libro le había llamado…
“Las pasiones humanas
son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se
dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden
comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña.
Nadie, ni siquiera ellos, pueden explicar realmente porqué. Otros se arruinan
para conquistar el amor de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros
se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa…o de la
botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo
sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen
que sólo serán felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante
toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En
resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay. La pasión de
Bastián Baltazar Bux eran los libros”.
Decidido reclamó el libro para
sí, llevándoselo al viejo desván de su escuela donde podría leerlo sin
interrupciones, por lo que comenzó a conocer la maravillosa historia sobre el
Reino de Fantasía.
Aquel sitio mágico se encuentra
en grave peligro, pues un terrible y misterioso mal ha azotado las fronteras de
aquellas tierras: La nada. Para eso, varios habitantes de varios rincones del
mundo prodigioso se han reunido para pedir ayuda a la Emperatriz Infantil,
quien a su vez ha dado el decreto de la salvación, la búsqueda de alguien capaz
de portar el Áuryn, y resolver aquel extraño mal que amenaza con acabarlo todo.
Para ello es reclutado Atreyu,
un habitante de los hombres de hierba o pieles verdes, para que este sea el
encargado de la Gran Búsqueda, capaz de encontrar un remedio al malestar de la
Emperatriz, y salvar a Fantasía y a sus habitantes. De esa forma, el Piel
Verde, se dirige hacia donde está la Vetusta Morla, quien le dice que la única
forma de salvar a la Emperatriz, es que alguien le pueda otorgar un nuevo
nombre, un ser que no sea de Fantasía. De esa forma, Atreyu va en busca de
Uyulala, la voz del silencio, quien le dice que el único ser capaz de darle un
nombre a la Emperatriz, es un ser humano, siendo que Fantasía está unido a la
voluntad y anhelos del mundo real.
A partir de ahí, la gran
búsqueda se torna al gran encuentro con Bastián Baltazar Bux, el ser humano
capaz de otorgarle a la Emperatriz Infantil un nuevo nombre, siendo el héroe
salvador de toda Fantasía. Aquel es el punto donde el joven se adentra al reino
prodigioso, encontrándose con varios lugares durante su travesía, pero aquella
impresión lo hace pedir varios deseos al Áuryn, lo que le hace perder poco a
poco sus recuerdos del mundo real. Aquello es una bella metáfora de cómo
nuestros sueños, anhelos y fantasías también pueden segarnos, hasta provocar
nuestra propia perdición.
“Haz lo que quieras”, el rezo que aparece en la Alhaja, se entiende
no cómo un exceso sino como un deber, pues es Bastián el elegido por la
Emperatriz quien se va corrompiendo lentamente hasta caer en la más profunda
obscuridad, siendo éste el único sitio donde puede encontrar su esencia y sus
auténticos deseos, los mismos que lo volvieron el salvador que alguna vez fue,
aniquilando así su soberbia, y creando el equilibrio para ambos mundos. Su
preparación final como un creador de historias.
La presente novela es una narración maravillosa que nos
lleva de la mano por diferentes sitios, presentándonos a una cantidad increíble
de personajes tanto majestuosos como aterradores, aquellos que literalmente son
el reflejo del mundo humano en sus tiempos más difíciles, y el peligro real que
significa para todos el perder toda esperanza por nuestros sueños. Así como la
hazaña extraordinaria de volverlos realidad.
Maximilian de Zalce.
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