miércoles, 31 de mayo de 2017

La historia interminable.


¿Qué sería del ser humano sin su incansable afán de contar historias? Ya había mencionado en anteriores escritos que la fantasía se ha consolidado como mi género favorito en cuestiones literarias, e incluso en otros ámbitos de inventiva e imaginación. Desde los inicios del ser, éste se ha comprendido a través de lenguajes fantásticos, provocando el nacimiento de tantas y tantas figuras que prevalecen hasta nuestros tiempos. Como accionar del soñador, la fantasía es una realidad transmutable e infinita. Es por ello que las maravillas del mundo son una mera traducción de las maravillas de la mente humana, pues en ella persisten nuestras más fervientes pasiones y esperanzas, así como nuestros más profundos miedos y rencores. Me gusta pensar que eso es Fantasía, pues es un lugar tan viejo como el tiempo y tan vasto como el alma, y por lo mismo, contiene todas las realidades y dimensiones que nos conforman a través de dragones sin alas, torres de marfil, ciudades de plata, desiertos de colores llameantes, entre muchas otras cosas. Fantasía es un mar de significados, hogar de numerosos personajes, y por supuesto, un sinfín de aventuras. Y por eso he decidido expresarme debidamente sobre la novela que ha marcado tan profundamente mi forma de ser.
La Historia Interminable cuenta las hazañas de Bastián Baltazar Bux, un niño introvertido con aires de cuentista, quien al haber sido perseguido por sus compañeros de clase, fue a parar a la librería de Karl Konrad Koreander, en donde se encontró con un libro peculiar, diferente a todo lo antes visto. Casi parecía que el libro le había llamado…

“Las pasiones humanas son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, pueden explicar realmente porqué. Otros se arruinan para conquistar el amor de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa…o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen que sólo serán felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay. La pasión de Bastián Baltazar Bux eran los libros”.

Decidido reclamó el libro para sí, llevándoselo al viejo desván de su escuela donde podría leerlo sin interrupciones, por lo que comenzó a conocer la maravillosa historia sobre el Reino de Fantasía.
Aquel sitio mágico se encuentra en grave peligro, pues un terrible y misterioso mal ha azotado las fronteras de aquellas tierras: La nada. Para eso, varios habitantes de varios rincones del mundo prodigioso se han reunido para pedir ayuda a la Emperatriz Infantil, quien a su vez ha dado el decreto de la salvación, la búsqueda de alguien capaz de portar el Áuryn, y resolver aquel extraño mal que amenaza con acabarlo todo.
Para ello es reclutado Atreyu, un habitante de los hombres de hierba o pieles verdes, para que este sea el encargado de la Gran Búsqueda, capaz de encontrar un remedio al malestar de la Emperatriz, y salvar a Fantasía y a sus habitantes. De esa forma, el Piel Verde, se dirige hacia donde está la Vetusta Morla, quien le dice que la única forma de salvar a la Emperatriz, es que alguien le pueda otorgar un nuevo nombre, un ser que no sea de Fantasía. De esa forma, Atreyu va en busca de Uyulala, la voz del silencio, quien le dice que el único ser capaz de darle un nombre a la Emperatriz, es un ser humano, siendo que Fantasía está unido a la voluntad y anhelos del mundo real.
A partir de ahí, la gran búsqueda se torna al gran encuentro con Bastián Baltazar Bux, el ser humano capaz de otorgarle a la Emperatriz Infantil un nuevo nombre, siendo el héroe salvador de toda Fantasía. Aquel es el punto donde el joven se adentra al reino prodigioso, encontrándose con varios lugares durante su travesía, pero aquella impresión lo hace pedir varios deseos al Áuryn, lo que le hace perder poco a poco sus recuerdos del mundo real. Aquello es una bella metáfora de cómo nuestros sueños, anhelos y fantasías también pueden segarnos, hasta provocar nuestra propia perdición.
“Haz lo que quieras”, el rezo que aparece en la Alhaja, se entiende no cómo un exceso sino como un deber, pues es Bastián el elegido por la Emperatriz quien se va corrompiendo lentamente hasta caer en la más profunda obscuridad, siendo éste el único sitio donde puede encontrar su esencia y sus auténticos deseos, los mismos que lo volvieron el salvador que alguna vez fue, aniquilando así su soberbia, y creando el equilibrio para ambos mundos. Su preparación final como un creador de historias.
La presente novela es una narración maravillosa que nos lleva de la mano por diferentes sitios, presentándonos a una cantidad increíble de personajes tanto majestuosos como aterradores, aquellos que literalmente son el reflejo del mundo humano en sus tiempos más difíciles, y el peligro real que significa para todos el perder toda esperanza por nuestros sueños. Así como la hazaña extraordinaria de volverlos realidad.

Maximilian de Zalce.

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