miércoles, 12 de abril de 2017

El triunfo de un ayer olvidado.

LA ERA DE LAS POSIBILIDADES
Presenta:


Por
Maximilian de Zalce.

¿Cuál es el origen de nuestros héroes? De pequeños escuchamos historias de sus hazañas, nos asombramos ante sus aventuras, y con cariño se forman los recuerdos de tantas noches de imaginación sobre las travesías que anhelamos realizar en algún futuro. Es de mi total comprensión que el tema a abordar en estos momentos sea algo predecible para aquellos que me conocen, aunque debe saberse que uno de mis principales objetivos no es sólo la exploración en valles inhóspitos, sino también los humildes reflejos que traen a mi alma la sonrisa del ayer. Por ello, mis intenciones no sólo se limitarán a un breve análisis sobre la reciente adaptación de estos protectores coloridos, sino dar respuesta al fenómeno inicial que me hizo fijarme en estos controvertidos aventureros.
Los Power Rangers conforman un capítulo bastante amplio de mi infancia, proviniendo de las primeras generaciones de superhéroes que me impactaron durante mis primeros segundos ante los universos imposibles. Tal fue mi alegría y mi entusiasmo que llegó la ocasión en que soñé en convertirme en uno de esos justicieros espaciales; y aunque eso pueda caer en lo absurdo, en realidad, ¿quién no desearía convertirse en sus héroes?
Argumento mis dudas al hacer una apreciación más detallada sobre el contenido de la serie en aquellos tiempos, porque al recordar su desarrollo y conflicto, no existía algo especialmente destacable dentro de la misma como para dar explicación al constante gusto que me provocaba. Cabe decir que por aquellas fechas recibí burlas masivas al compartir mi gusto por los Power Rangers, siendo que mis compañeros estaban más concentrados en temáticas reflexivamente más completas como lo era La Guerra de las Galaxias, aunque tampoco es el punto al que deseo llegar.
Aunque hubo un tiempo en que me mantuve fiel a Power Rangers, llegó una época en la que nos desconectamos, y no porque sintiera alguna repulsión por la misma, sino por simple naturalidad. ¿Pero por qué se daba aquello?, ¿qué tenía el Power Rangers de mi infancia al de una edad más madura?, ¿cuáles eran los matices contextuales que marcaban la diferencia de un tiempo a otro? Este es precisamente el punto, y no era simplemente porque empezara a ver otras cosas, siendo que cada caricatura, por decirlo de alguna forma, tenía un motivo en mi vida, una especie de llamado que absorbía mi atención. Y en Power Rangers no era distinto, porque la razón de ver ese tipo de cosas en mi infancia, a pesar de las explosiones sin sentido, los monstruos gigantescos, y la repetitiva secuencia episódica de cada generación, era la sensación de sentirme aceptado en un universo que consideraba propio. Y esto no indica ninguna comprensión inferior por ciertos temas, porque si volvemos a los orígenes de los héroes, todos provienen del mismo arquetipo, todos son símbolos, así como todos somos diferentes y reconocemos de forma distinta todos los matices del heroísmo. En esos tiempos yo no quería sables láser, ¡quería robots gigantes que combatían al mal!, y puedo citar una prolongada lista de mis expectaciones futuras en cuanto a lo que estos héroes implicaban para mí, y eso indicaba los anhelos de mi esencia, el cómo estaban conducidos hacia ciertos discursos. No podemos martirizar la concepción humana con la constante comparación de temáticas vivas en la humanidad, a no ser que un contexto específico así lo indique, lo cual es una responsabilidad como especie el discernir sobre lo que nos rodea y enaltecer la constante evolución de nuestras capacidades críticas y analíticas. Y con humildad, también creo en la percepción que nos permita apreciar más de un discurso.


Dicha apreciación me permite volver al punto inicial que nos ocupa, y es sobre el reciente largometraje de los Power Rangers recientemente emitido donde se nos narra los orígenes de los defensores espaciales y la nueva generación que hará frente a las fuerzas del mal. Debo decir que el concepto de los Power Rangers en un ambiente más “actualizado” no es nuevo como tal, porque el gusto de muchos fanáticos impulsó a un pequeño grupo a la realización de un cortometraje de los mencionados héroes, esta vez en un universo más violento y corrupto. Adi Shankar, dirigido por Joseph Kanh transmitió por la red Power Rangers, que aunque logró llamar moderadamente la atención igual tuvo un poco éxito entre los fanáticos, quizá más por el hecho de que éste no era el espectacular retorno que muchos esperaban de sus amados ídolos.


Saban´s Power Rangers, por otro lado, fue un épico regreso para estos superhéroes en sus versiones más brillantes. Desde sus míticos orígenes, hasta las personalidades de los protagonistas, todo cuadró en una aventura con momentos tan bien manejados, que me devolvieron a un ayer que creía perdido. Elementos como las gemas de poder, y los súper-poderes que cada uno de los muchachos comenzó a adquirir al verse expuestos a dicho material, dirigió las cosas por un cauce de eventos hasta la prueba definitiva de la mórfosis, que de hecho, se me hizo un giro sublime en cuanto al conflicto de la historia.


Los orígenes y desarrollo de la villana Rita se me hicieron bien planeados, dibujando a un personaje hambriento de poder, pero lo suficientemente amenazante para darle interés dentro de la historia. El simbolismo de la unión, aunado al resurgimiento de los megazords tuvo un desarrollo lógico dentro de la trama.


Es un gran placer para mí expresar esta felicidad con el mundo, y cómo los héroes que ocuparon tantas horas de mi infancia hacen un regreso digno dentro de todas estas posibilidades que me invitan a crear más historias extraordinarias, un gran homenaje a este triunfo de un ayer olvidado.


Maximilian de Zalce.

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