LA
ERA DE LAS POSIBILIDADES
Presenta:
Por
Maximilian de Zalce.
¿Cuál es el origen de nuestros héroes? De pequeños
escuchamos historias de sus hazañas, nos asombramos ante sus aventuras, y con
cariño se forman los recuerdos de tantas noches de imaginación sobre las
travesías que anhelamos realizar en algún futuro. Es de mi total comprensión
que el tema a abordar en estos momentos sea algo predecible para aquellos que
me conocen, aunque debe saberse que uno de mis principales objetivos no es sólo
la exploración en valles inhóspitos, sino también los humildes reflejos que
traen a mi alma la sonrisa del ayer. Por ello, mis intenciones no sólo se
limitarán a un breve análisis sobre la reciente adaptación de estos protectores
coloridos, sino dar respuesta al fenómeno inicial que me hizo fijarme en estos
controvertidos aventureros.
Los Power Rangers conforman un capítulo bastante
amplio de mi infancia, proviniendo de las primeras generaciones de superhéroes
que me impactaron durante mis primeros segundos ante los universos imposibles.
Tal fue mi alegría y mi entusiasmo que llegó la ocasión en que soñé en
convertirme en uno de esos justicieros espaciales; y aunque eso pueda caer en
lo absurdo, en realidad, ¿quién no desearía convertirse en sus héroes?
Argumento mis dudas al hacer una apreciación más
detallada sobre el contenido de la serie en aquellos tiempos, porque al
recordar su desarrollo y conflicto, no existía algo especialmente destacable dentro
de la misma como para dar explicación al constante gusto que me provocaba. Cabe
decir que por aquellas fechas recibí burlas masivas al compartir mi gusto por
los Power Rangers, siendo que mis compañeros estaban más concentrados en
temáticas reflexivamente más completas como lo era La Guerra de las Galaxias, aunque tampoco es el punto al que deseo
llegar.
Aunque
hubo un tiempo en que me mantuve fiel a Power Rangers, llegó una época en la
que nos desconectamos, y no porque sintiera alguna repulsión por la misma, sino
por simple naturalidad. ¿Pero por qué se daba aquello?, ¿qué tenía el Power
Rangers de mi infancia al de una edad más madura?, ¿cuáles eran los matices
contextuales que marcaban la diferencia de un tiempo a otro? Este es
precisamente el punto, y no era simplemente porque empezara a ver otras cosas,
siendo que cada caricatura, por decirlo de alguna forma, tenía un motivo en mi
vida, una especie de llamado que absorbía mi atención. Y en Power Rangers no
era distinto, porque la razón de ver ese tipo de cosas en mi infancia, a pesar
de las explosiones sin sentido, los monstruos gigantescos, y la repetitiva
secuencia episódica de cada generación, era la sensación de sentirme aceptado
en un universo que consideraba propio. Y esto no indica ninguna comprensión
inferior por ciertos temas, porque si volvemos a los orígenes de los héroes,
todos provienen del mismo arquetipo, todos son símbolos, así como todos somos
diferentes y reconocemos de forma distinta todos los matices del heroísmo. En
esos tiempos yo no quería sables láser, ¡quería robots gigantes que combatían
al mal!, y puedo citar una prolongada lista de mis expectaciones futuras en
cuanto a lo que estos héroes implicaban para mí, y eso indicaba los anhelos de
mi esencia, el cómo estaban conducidos hacia ciertos discursos. No podemos
martirizar la concepción humana con la constante comparación de temáticas vivas
en la humanidad, a no ser que un contexto específico así lo indique, lo cual es
una responsabilidad como especie el discernir sobre lo que nos rodea y
enaltecer la constante evolución de nuestras capacidades críticas y analíticas.
Y con humildad, también creo en la percepción que nos permita apreciar más de
un discurso.
Dicha
apreciación me permite volver al punto inicial que nos ocupa, y es sobre el
reciente largometraje de los Power Rangers recientemente emitido donde se nos
narra los orígenes de los defensores espaciales y la nueva generación que hará
frente a las fuerzas del mal. Debo decir que el concepto de los Power Rangers
en un ambiente más “actualizado” no es nuevo como tal, porque el gusto de
muchos fanáticos impulsó a un pequeño grupo a la realización de un cortometraje
de los mencionados héroes, esta vez en un universo más violento y corrupto. Adi
Shankar, dirigido por Joseph Kanh transmitió por la red Power Rangers, que aunque logró llamar
moderadamente la atención igual tuvo un poco éxito entre los fanáticos, quizá
más por el hecho de que éste no era el espectacular retorno que muchos
esperaban de sus amados ídolos.
Saban´s Power Rangers, por otro lado, fue un épico
regreso para estos superhéroes en sus versiones más brillantes. Desde sus
míticos orígenes, hasta las personalidades de los protagonistas, todo cuadró en
una aventura con momentos tan bien manejados, que me devolvieron a un ayer que
creía perdido. Elementos como las gemas de poder, y los súper-poderes que cada
uno de los muchachos comenzó a adquirir al verse expuestos a dicho material,
dirigió las cosas por un cauce de eventos hasta la prueba definitiva de la mórfosis,
que de hecho, se me hizo un giro sublime en cuanto al conflicto de la historia.
Los
orígenes y desarrollo de la villana Rita se me hicieron bien planeados,
dibujando a un personaje hambriento de poder, pero lo suficientemente
amenazante para darle interés dentro de la historia. El simbolismo de la unión,
aunado al resurgimiento de los megazords tuvo un desarrollo lógico dentro de la
trama.
Es
un gran placer para mí expresar esta felicidad con el mundo, y cómo los héroes
que ocuparon tantas horas de mi infancia hacen un regreso digno dentro de todas
estas posibilidades que me invitan a crear más historias extraordinarias, un
gran homenaje a este triunfo de un ayer olvidado.
Maximilian de
Zalce.
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