jueves, 20 de abril de 2017

El hombre en busca de Dios.


“Durante los miles de años de la historia humana, el hombre ha buscado a Dios por muchas sendas. El resultado ha sido la gran diversidad de expresión religiosa que vemos por todo el mundo: la variedad ilimitada del hinduismo, el monoteísmo que profesan judíos, musulmanes y la cristiandad, y las filosofías orientales del sintoísmo, el taoísmo, el budismo y el confucianismo. En otras regiones la humanidad ha recurrido al animismo, la magia, las prácticas espiritistas y el chamanismo. ¿Ha tenido éxito el hombre al buscar así a Dios? Prescindiendo de los orígenes religiosos de usted, mediante este libro lo invitamos a unirse a esta fascinante búsqueda del Dios verdadero”

Los publicadores.
Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

La religión es un tema de índole universal, ampliamente abordado desde millones de perspectivas a lo largo de la historia, en varios campos del conocimiento humano tales como el arte, la ciencia, y la filosofía. La primera vez que me topé con este destacable texto fue al culminar uno de mis propios ensayos con el título El inicio del ser: los misterios de la imaginación, con lo que vino el despertar de nuevas dudas. El libro, a muy grandes rasgos, consta de una recopilación, magnífica a mi parecer, sobre los orígenes de las distintas religiones que han existido a través del tiempo, dirigiéndonos a la evidencia del Dios Jehová. Las grandes incógnitas de la humanidad son los propios desafíos del futuro ser humano, y por ello, abordaré este tema desde una perspectiva humilde. En anteriores ensayos he referido mi crianza católica, aunque la flexibilidad y el amor materno me han permitido forjarme un juicio distinto y una exploración alocada por universos imposibles, de modo que denotaré el máximo respeto a mis próximas verborreas.

“¿Qué indica esta gran variedad de devoción religiosa por todo el mundo? Que por milenios la humanidad ha experimentado una necesidad y anhelo espiritual. El hombre ha vivido con sus dificultades y cargas, sus dudas y preguntas, entre ellas el enigma de la muerte. Los sentimientos religiosos se han expresado de muchas diferentes maneras cuando la gente ha acudido a Dios o a sus dioses en busca de bendiciones y consuelo. La religión también trata de contestar las importantes preguntas: ¿Por qué existe el hombre? ¿Cómo debemos vivir? ¿Qué encierra el futuro para la humanidad”.

Este fue el primer fragmento del libro que me asombró, pues en él contemplé los indicios de este ideal extraordinario tan referido en mis historias. Desde el comienzo del ser, nuestro proceso interpretativo ha dado forma a nuestro entorno, así como nos ha dotado del lenguaje y la reflexión. De esa forma nuestra vida ha avanzado, y hemos podido conquistar grandes misterios como nuestra capacidad de fabricar y destruir. Sin embargo, por más terreno que encontramos, siempre nos hallamos frente a un horizonte inhóspito y desconocido, un espacio que aunque nos provoca miedo, también una inmensa curiosidad. La religión es uno de esos tantos caminos que obedece a esta búsqueda de lo inexplicable.
Los matices de la divinidad han aparecido en nuestra historia con infinitas interpretaciones, y el texto cuestiona reiteradamente su origen citando a varios autores, debido a que desde los comienzos de la investigación científica y la teoría de la evolución humana, se puso en tela de juicio las cualidades místicas de la propia religión.

“[…] Después de años de luchar con esta cuestión, muchos han concluido ahora que no es muy probable que se adelante mucho en resolver la incógnita del comienzo de la religión. Esto se debe, en primer lugar, a que los huesos y restos del pueblo del pasado remoto no nos dicen cómo pensaba aquella gente, ni lo que temía ni porqué adoraba[…]”.
“[…] Debido a todas estas incertidumbres, el libro World Religions-From Ancient History to the Present (Las religiones universales-desde la historia antigua hasta la actualidad) llega a la conclusión de que “el historiador moderno de religiones sabe que es imposible llegar al origen de la religión”. Sin embargo, sobre los esfuerzos de los historiadores este libro dice: “En el pasado, demasiados teóricos buscaron, no solo describir o explicar la religión, sino eliminarla por explicaciones, pues creían que si se mostraba que sus primeras formas se basaban en ilusiones, entonces podrían socavarse las religiones posteriores y superiores […]”.

Es una simplicidad concluir que la religión es solamente un tema hereditario, algo que se inculca a futuras generaciones, porque aún en virtud de sus enseñanzas el ser humano posee esta capacidad de afrontar otros conflictos derivados de su deseo de conocer, y la construcción de sus diferentes anhelos. No hay que cuestionar nunca la práctica de una religión, a no ser que esta se realice de manera mecánica sin significado alguno, lo cual no sólo atenta con toda religión, sino con la propia dignidad del ser humano, pues no imagino algo más terrible que una mente incapaz de ideales, esperanza e imaginación.

“Superficialmente las muchas religiones de hoy día parecen diferir mucho unas de otras. Sin embargo, si las despojamos de las cosas que son sencillamente adornos y añadiduras posteriores, o si les quitamos las distinciones que son el resultado del clima, el idioma, las particularidades de su tierra nativa y otros factores, es sorprendente cuán similares resultan ser la mayoría de ellas”.

Se puede decir que todo se encierra en breves palabras: “creencia”, “fe”, “ilusión”. Todas son creaciones humanas que hemos dado a las figuras incorpóreas de lo desconocido. Si el auténtico origen de las religiones que predominan el mundo fuera tan solo una ilusión de los primeros seres humanos que pisaron la tierra, ¿eso realmente “socavaría” las creencias de muchos? Puede ser, pero a eso, me atrevería a lanzar una pregunta: ¿no es acaso, la ilusión, algo real?
De cierta forma, las ilusiones que tenemos como especie existen, puesto que si fueran irreales, entonces no las tendríamos en lo absoluto, mucho menos dándoles un nombre. Eso pone en tela de juicio el propio concepto de irreal en la vida humana, pero cuando uno surca los terrenos de la divinidad, toda lógica pierde sentido, aunque no quiero decir que esta sea obsoleta, pues es el sustento de nuestros avances, y de ello han surgido maravillas. Únicamente me refiero que hay más cosas por descubrir.

“Una razón para considerar los mitos es que son la base de creencias y ritos que todavía son parte de las religiones de hoy. Por ejemplo, la creencia de un alma inmortal puede rastrearse desde los mitos antiguos asiriobabilónicos y por la mitología egipcia, la griega y la romana hasta la cristiandad, de cuya teología ha llegado a ser parte fundamental. Los mitos evidencian que el hombre de la antigüedad andaba en busca de dioses, así como de significado en la vida”.

La literatura, así como otras artes y disciplinas fueron el organismo central que permitió la creación de numerosas piezas representativas de la inquietud humana ante lo divino. Sostengo la fantástica teoría de que en la tierra existen puntos de concentración donde las fuerzas del universo son más influyentes, y la interpretación del ser dio nombre a esas energías permitiendo la construcción de símbolos y los diferentes campos de conocimiento que exploraron los distantes caminos hacia los reinos superiores. De ahí la mítica anécdota de la Torre de Babel, la puerta de Dios, donde la humanidad quiso encontrar al supremo en las alturas, y éste los castigó con los millones de lenguajes que se hablan hasta la actualidad. Una interesante historia que nos regala el saber de que antes de conquistar los cielos, debemos conquistar la tierra y sus habitantes. ¿Y qué nos deparó esa búsqueda? Sufrimiento, incertidumbre, pero también experiencia y revelación; aquello fue el inicio del regreso a la tierra prometida, a la primera unidad que buscamos a través de tantas maneras, y de ahí, el resto de religiones que surgieron después. Es destacable la íntima simbiosis que guarda la religión con la mitología, puesto que tantas historias de deidades y héroes fueron los cimientos de un prolongado sistema de creencias que sobrevive hasta nuestros días, y anécdotas como el diluvio universal, elegidos mesiánicos, retorno a lo celestial, e inmortalidad del alma son concurrentes en cada cultura.
El libro entonces parte del espiritismo y la magia como fuente de muchas supersticiones, acompañada de algunos campos del saber como la astrología y las matemáticas, que dieron fuerza a su cualidad religiosa.

“[…] ¿Qué fuente u origen tienen todas estas prácticas y supersticiones? ¿Son solo diferentes maneras de acercarse a Dios? Y, más importante aún, ¿qué hacen para los que las siguen? Para la respuesta a estas preguntas tenemos que investigar la historia antigua del hombre y ver cuáles eran sus primeras maneras de adorar […]”.
“[…] Contrario a lo que aleguen los evolucionistas, el ser humano posee una dimensión espiritual que lo distingue de las creaturas inferiores y lo hace superior a ellas. Nace con el impulso de investigar lo desconocido. Siempre está luchando con preguntas como: ¿Qué significado tiene la vida? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Qué posición ocupa el hombre con relación al mundo material y, de hecho, con relación al universo? También lo impulsa el deseo de comunicarse con algo más elevado y poderoso que él mismo para adquirir algún dominio sobre el ambiente y su vida […]”.

A partir de este punto, inician las andanzas del hinduismo, budismo, taoísmo, confucianismo, y el sintoísmo respectivamente, explicando a profundidad sus creencias, términos, fundamentos, deidades, y obras más representativas; de ahí se prosigue al surgimiento del judaísmo, el cristianismo, y el islam, en donde se nos describe ampliamente sus principios, rituales y tradiciones. Sobran los pasajes que fungen como evidencia a esta similitud universal que existe entre cada religión, así como la búsqueda que representa cada una para explicar las más agobiantes incógnitas de la especie humana. Posteriormente se nos menciona una época de incredulidad sobre el tema de Dios en el mundo, y cómo se formaron los primeros testigos debido a su neutralidad cristiana y regreso de las verdades bíblicas.
Podríamos denominar a estos fragmentos como la parte más turbulenta de todo el libro, únicamente por las diferentes confrontaciones de principios que puedan surgir debido a la religión, fe, creencias o ser de cada persona que llegue a leer esta novela. Y más allá de elaborar una crítica, puedo deducir que era algo natural que este libro cerrara con esta certeza, ya que fueron ellos los que realizaron este escrito. Y en realidad, todo iba encaminado a las descripciones cronológicas de su formación y el incremento de su estructura interna.
Aún con todo ello, el libro es interesante debido a su contenido bien detallado, con una prosa flexible y a la vez contundente sobre cada punto que abarca. Al permitirme apreciar el interior de sus páginas pude envolverme en un inicio histórico donde los seres humanos tuvieron las primeras preguntas que les abrieron un largo camino. La humanidad es buscadora por naturaleza, y existen infinitas sendas del saber que nos conducirán a la elevación de lo misterioso. El hombre en busca de Dios, es el testimonio de la aventura más antigua del universo, el llamado de lo desconocido, ¿y qué nos acerca más a lo extraordinario, que la búsqueda de lo imposible?

Maximilian de Zalce.

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