viernes, 17 de febrero de 2017

Rogue One.


No hay ignorancia, hay sabiduría.
No hay miedo, hay poder.
Soy el corazón de la fuerza,
Soy el fuego revelador de la luz,
Soy el misterio de la oscuridad,
En equilibrio con el caos y la armonía…
Inmortal en la fuerza.

Las palabras que lo iniciaron todo.
“El amanecer de los Jedi”.

La primera vez que me encontré seriamente con la saga de Star Wars, fue en una revisión de principio a fin de su contenido cinematográfico donde analizaba todo aquello que me llamaba la atención y me parecía digno de mencionarse. Aquello fue una gran ventaja para poder centralizar un gran punto de referencia en cuanto a todo el universo expandido se refiere. Ha pasado un tiempo desde que me he visto revisando estas magníficas historias de una galaxia muy, muy lejana, y aunque análisis anteriores me hicieron comprender la importancia de su trasfondo simbólico en nuestra cultura, me siguen surgiendo varias incógnitas en cuanto a los alcances en el uso de la fuerza de sus personajes más destacados.
Lecturas como El imperio oscuro de Tom Veitch y Cam Kennedy, El amanecer de los Jedi de John Ostrander, adaptaciones oficiales de ambas trilogías, tanto su versión en manga por Hisao Tamaki como los trabajos realizados en la línea Marvel hechos por Aaron Cassaday Martin y Gillen Larroca Delgado, así como lecturas obligadas como Jedi vs Sith: La guía esencial de la fuerza de Ryder Windham, me han hecho comprender los conceptos más esenciales, aunque sé de antemano que aún hay muchos misterios por resolver. Sin embargo, ese no es el caso que me ocupa en estos momentos.



El gran amor profesado a la saga galáctica, nos ha dado entrega también de múltiples historias como la de Star Wars: Contract of Evil de TFN Fan Films y Star Wars: Darth Maul – Apprentice de Shawn Bu, y la viveza por desentrañar aquellos horizontes inhóspitos ha cosechado sus frutos con su historia más reciente.


Ubicada con exactitud entre Episodio III: La venganza de los Sith y Episodio IV: Una nueva esperanza, conocemos la sensacional historia de Rogue One, un grupo particular de rebeldes dispuestos a darlo todo con tal de asestar un golpe rotundo al imperio galáctico y asegurar el futuro de la alianza. La trama, cabe decirlo, es bastante simple, pues parte de una premisa que ya conocemos desde la cronología episódica habitual: Asciende el imperio obscuro en toda la galaxia, y Orson Krennic, director de armamento avanzado recluta a Galan Erso para la construcción de una imponente arma que haga temblar a todos los mundos. Años después, Jyn Erso, una dura delincuente encontrará un propósito bajo el mandato de la alianza, con el único objetivo de destruir al imperio, y saber realmente qué sucedió con su padre tantos años atrás.


Como se puede apreciar, esta historia no es algo que te resulte inesperado con respecto a su contenido, de hecho hasta podría decirse que uno sabe en qué va a terminar; y aunque esto nos pueda parecer predecible, de hecho es el mayor poder que tiene esta película, porque a diferencia de las imponentes batallas entre el lado obscuro y el lado luminoso, Rogue One es una historia de valentía, sacrificio, y unión, lo cual pone en alto esta frase maravillosa que a mi parecer engloba todo el sentido de esta aventura: “Las rebeliones empiezan con esperanza”. Sin embargo, por muy conocida que nos pueda resultar la historia, aún así contiene personajes, escenarios y situaciones capaces de impactar en cualquiera, incorporando a una serie de héroes increíbles dentro de la mitología de Star Wars.


Como un dato curioso, la primera vez que supe del lanzamiento de esta historia, me encontraba escribiendo una con una temática bastante similar. La Resistencia: crónicas de la última esperanza, es una aventura que publiqué ya hace tiempo en homenaje a la reciente serie de Dragon Ball Super, debido al capítulo 66 donde aparece Vegito SSJ Blue. Al igual que en Rogue One, un grupo de héroes, todos personajes de Akira Toriyama, se enfrentan al ascenso de una justicia obscura, cuyos sacrificios hacen posible el triunfo de los héroes. Supongo que eso es lo que me gusta en aventuras como ésta, la aceptación de un mundo más grande y la lucha por un propósito mayor, sin mencionar la valentía del guerrero ante el umbral de la muerte. Definitivamente el universo de la guerra de las galaxias aún contiene muchísimas historias que merecen contarse, y luego de haber presenciado el renacer de la luz y el nacimiento de la obscuridad, me emociona saber que este maravilloso legado continúa. La fuerza aún nos acompaña.


Maximilian de Zalce.

Ninguna de las imágenes aquí utilizadas me pertenece bajo ningún motivo.
Su utilización es con motivos de entretenimiento, y único aprendizaje.
Cada obra aquí analizada pertenece a su respectivo dueño y creador.
Sin más que discutir por el momento, gracias por su atención.

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