“¿Qué es aquello que provoca al arte ser arte
mismo?, ¿serían las cualidades de su creador?, ¿el propósito con el que se
realiza?, ¿las extensas habilidades con las que se crea una nueva obra?, ¿qué
sería?, ¿qué elementos se agrupan, y de qué forma, para dar nacimiento a un
nuevo brillo en el mundo? Si pudiera definirlo en palabras simples, y ustedes
saben que a mí me desagrada ser absoluto, diría que el arte es el resultado de
una extensa habilidad creadora, vulnerable a un proceso de traducción del propio
universo interno a la realidad inmediata. Arte es creación, y cuando hablamos
de crear, la vida está implícita en ello, ves como tus creaciones se forman y
crecen con mayores virtudes y nuevos hallazgos, y el artista se siente único al
haber presenciado dicho suceso, porque sabe que es algo que provino de él en
primeras instancias, pero debo decir que ahora, tristemente, es un proceso casi
extinto, o que en todo caso, no se aprecia como tal. Que el arte sea arte puede
tener multitud de razones, pero en otros casos, los alumbramientos artísticos
pueden verse arruinados por algún superficial propósito desde su concepción,
rompiendo el lógico equilibrio de un trasfondo, y una forma digna que lo
integre. Esta verborrea no es sacada de la manga, aunque debo reconocer
sinceramente que aprovecho esta inusual cuestión para compartirlo, siendo que
cuando uno se decide a hacerlo, puede concebir un pensar ideal, aún de los temas
más inverosímiles o sencillos”.
Inframundo, una luz entre las tinieblas.
Guardián Eterno I.
Maximilian de Zalce.
Reconozco que dudé seriamente si dedicar un espacio a la
última entrega de la saga inframundo, debido a su poca mención actual y cuyo
tema persiste forzosamente en una generación desentendida de temas vampíricos.
También por el hecho de que no soy mucho de manejar temas de tanta actualidad,
mucho menos que tenga que ver con cine, siendo que no soy versado en dicho
asunto. De cierta forma, la película fue una especie de aviso para indicarme lo
mucho que me falta explorar ese aspecto en mi vida, aunque eso sobra decirlo.
De todas maneras, como ya había realizar un análisis
anteriormente sobre la presente saga, me decidí a hacer esta breve apreciación,
profundizando precisamente en el contexto donde fue lanzada. Esta parte de la
historia se sitúa específicamente pasado un año después de la aventura
anterior, con el inicio tradicional de Selene narrando sus infortunios y
andanzas por la noche:
“Yo era un soldado de
élite en el ejército de los vampiros, repartidora de muerte. Y era muy buena.
Pero me traicionaron. Víctor, nuestro líder, el vampiro más poderoso, no era el
salvador que me había hecho creer. De pronto, los aliados se hicieron enemigos,
los vampiros ancianos que alguna vez protegí, me querían muerta. Después,
conocí a Michael Corvin, no era ni vampiro ni Lycan. Michael se convirtió en un
híbrido. Tomamos represalias, matamos a los ancianos, pero después…las cosas
cambiaron. Fui capturada, sin saber que llevaba la descendencia de Michael.
Eve, nuestra hija, la primera híbrida pura, cuya sangre podía terminar la
guerra. La cazaron incansablemente tanto vampiros como lycans. Mi única
alternativa era ocultarla del mundo, y de mi misma, para que ni siquiera yo
pudiera llevarlos a ella. Soy Selene, soldado del ejército de vampiros…mi única
alternativa era ocultarla del mundo, para que ni siquiera yo pudiera llevarlos
a ella. Ya viví más de lo necesario, otra luna nueva en mil años de lunas
nuevas, y no me interesa verla. No tengo nada, perdí mi aquelarre, a mi hija,
al amor de mi vida, y pronto, quizá, mi propia existencia…”.
La premisa es bastante simple en realidad: los licántropos
ser organizan bajo un nuevo líder, de nombre Marius, quien presiona
constantemente a los aquelarres vampiros restantes para obtener el triunfo
definitivo en la guerra. En medio de todo, se encuentra nuevamente Selene, la
repartidora de muerte, quien luego de dejar a su hija en un lugar cuya
ubicación es desconocida para todos, es perseguida por ambas especies, al ser
su sangre la clave para la victoria tanto de vampiros como licántropos, por lo
que Selene deberá permanecer firme ante ambos enemigos, tratando de proteger
sus últimos recuerdos de una vida lejana.
Como he aprendido y dicho en varias ocasiones anteriormente,
cada cosa brilla por sus propios méritos, lo que deja a la película en ciertos
estándares de los cuales no ha podido salir de ningún modo. El tema bélico
entre ambos linajes siempre ha sido latente en todas las películas, lo que le
permite a esta última entrega estar al nivel de las anteriores, más la
integración de nuevos conceptos con la esperanza de engrandecer el universo
obscuro que contiene esta historia.
Confieso que me cuesta mucho trabajo dar una interpretación
seria en términos de actuación, porque a diferencia de aquellos críticos que
llevan años en dicha materia, no poseo los conocimientos necesarios para decir
qué está bien o qué está mal, o mejor dicho, qué sirve y qué no sirve. En una
lejana ocasión, mencioné que el poder de estas películas proviene directamente
de su impacto visual, así como las secuencias de acción de los personajes,
apoyados de los efectos utilizados en determinada escena, pero no había un
trasfondo o enseñanza profunda que acompañara todo ello. Sigo afirmándolo. Pero
debo agregar que la película, en mi humilde opinión, no está diseñada para que
busques algo más allá que una historia de vampiros, con tintes de romance,
acción y pérdida. He dicho que un análisis muchas veces necesita una visión
neutral, contemplar los detalles más allá de tus gustos establecidos, siempre
con la obvia posibilidad de encontrar algunos nuevos, pero en esta ocasión, lo
que más me atrajo de la película fue precisamente mi gusto por la heroína
principal, Selene, interpretada por Kate Beckinsale, quien ha tenido su
trayectoria estos largos años con dicho personaje, y siempre he podido
disfrutar a la vampiresa sensual y poderosa, en búsqueda de su liberación, y
aferrándose a los pocos vestigios de su antigua humanidad en los seres que ha
amado. Si bien no es la cinta que cambiará el género de los vampiros en la
pantalla grande, se esfuerza en mostrar otros tintes u otros enfoques que
permitan enriquecer la antigua trama, y proteger el linaje que lleva tantos
años en evolución.
Aunque no disfruté para nada a los nuevos villanos de la reciente
entrega, aún con sus traiciones para alcanzar el poder, debo decir que se me
hizo muy interesante el concepto del Mundo
Sagrado, así como la nueva transformación de Selene que le otorgaron
poderes más allá de un vampiro común, sabiendo que su lucha estaba lejos de
terminar. La escena en la fortaleza nórdica, donde ella y Lena hablan sobre la
trascendencia más allá de la muerte, es de hecho mi momento favorito en toda la
película, un instante conocido por la historia universal como el encuentro con
el oráculo. Es en esos instantes donde nuestra heroína no sólo se ve enfrentada
como guerrera, sino como amante y como madre, sabiendo que para conseguir la
paz, muchas batallas aún debían librarse por su propia mano. Y aquello conduce
a una muerte y a una resurrección, algo que me fascinó al verlo tratado en esta
película.
Otro aspecto a considerar, como
dije al principio de esta interpretación, es el contexto imperante que rodea el
reciente capítulo de la saga. En varias ocasiones, las propuestas más
arriesgadas han perdurado no sólo en la cultura popular como un tema de
interés, sino que también ha existido un auténtico impacto para muchos,
sirviendo de inspiración en el trabajo de escritores, músicos, actores,
fotógrafos, entre muchos otros. Para dicho fenómeno puedo citar tres ejemplos
bastante conocidos, de los cuales me he permitido reflexionar últimamente.
La divina comedia, obra del poeta florentino Dante Alighieri, no
solamente funge como una visión embellecida del mundo ultraterrestre, sino la
expresión máxima de los sentires del poeta. En aquel entonces, proponer un
infierno donde la traición a sí mismos la viven personajes eclesiásticos de la
antigüedad, el transcurso del arrepentimiento en el tan debatido Purgatorio, y
afirmar una visión del paraíso y el gran creador, fue algo que escandalizó a
varios emisarios de la iglesia católica, y a un público en general; sin
embargo, hasta el día de hoy, el poema es analizado y elogiado en múltiples
formas.
La guerra de las galaxias, realizada por George Lucas, lanzado el
25 de Mayo de 1977, es otro gran ejemplo. En el famoso documental El Imperio de los sueños, se cita
textualmente: “no es una historia de
culturas o nacionalidades. No era geográfica. Era la historia de la humanidad
escapándose de su propio entorno, hacia una vida que todos creemos posible, y
que George Lucas fue capaz de mostrarnos. Por eso fue un éxito mundial”. Y
no olvidemos que tanto su elaboración como su contenido se hacían por medio de
estrategias arriesgadas, pero que al final produjeron un gran impacto en la
cultura.
My Little Pony:
friendship is magic, una caricatura elaborada en primer lugar por Lauren
Faust, y seguida por varios titanes de la industria como M. A. Larson, Amy Keating
Rogers, Meghan McCarthy, entre otros, le otorgaron un enfoque completamente
nuevo al universo de los ponies, volviéndose un fenómeno para el público en
general, ganándose rápidamente muchos admiradores alrededor del mundo.
No olvidemos que la reciente cinta de Inframundo es dirigida
por Anna Foerster, que más allá de sus antiguos trabajos en otras películas, ha
sabido integrar nuevos detalles al universo de la saga, permitiendo que en
algún futuro, el linaje evolucione a un nuevo nivel de profundidad, y que el
mundo sagrado nos traiga nuevas aventuras sobre Selene.
Maximilian de Zalce.
Ninguna de las imágenes aquí
utilizadas me pertenece bajo ningún motivo.
Su utilización es con
motivos de entretenimiento, y único aprendizaje.
Cada obra aquí analizada
pertenece a su respectivo dueño y creador.
Sin más que discutir por el
momento, gracias por su atención.
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