Dedicatoria.
Agradecido por
toda persona con el afán de conocer, y no condenar sin haber comprendido.
Índice.
PROPÓSITO.
INTRODUCCIÓN.
RESUMEN.
CAPÍTULO CERO. Soliloquios al vacío.
-
Primer y último acto: La locura.
CAPÍTULO 1. ¿Cuál es mi maldito problema?
CAPÍTULO 2.
¿Soy el único con el problema?
CAPÍTULO 3. Resolución de una eterna búsqueda.
PROPÓSITO.
“Así son las cosas”, “así son las
personas”, “así es el mundo”, son frases a las que me he enfrentado toda mi
vida, en continuas batallas de intelecto, integridad, dignidad y esencia. El
fin de un camino, y algunos bien lo saben, para mí, siempre ha representado el
inicio de algo nuevo, la exploración de un territorio desconocido, donde
poderes invisibles al ojo habitual asechan con la intención de despertar la
voluntad potencial en todos nosotros. El proyecto que tienen ahora mismo ante
ustedes, no es más que otro de esos divertidos, alargados y excelentes viajes
de conocimiento y dicha. No negaré, sin lugar a dudas, que una de mis
motivaciones iniciales con este proyecto fue el de una rabieta sin límites, en
uno de mis tantos enfrentamientos contra este titán irreconocible para algunos,
llamado moral, pero que en sus falsos argumentos, desprovistos de una iniciativa
sincera, reconocida y flamante, pude encaminar los inicios de una búsqueda, que
me llevaría a la reflexión de las circunstancias móviles en mi interior.
En mi experiencia he consolidado,
hasta el momento, una diferencia certera entre “moral”, y “ética”, pero no
deseo aburrirlos, ni mucho menos insultar la honesta atención que bien han
tenido en dedicarme al observar mi trabajo próximo, con la definición de dos
frentes irreconciliables, para que finalmente aparezcan otros mil, sin llegar
nunca a una solución. Pero claro, no olvidemos que una pregunta, puede ser la
más bella solución. Mejor, me decidiré ir al meollo de este asunto, el cual no
es otro que el de denotar mi enfado hacia el hermetismo de las personas, y la
pérdida de los significados en la implicación de palabras, que permiten
esgrimir, si así se desea y así se busca, universos maravillosos. La situación
no es nueva para ningún ser humano en el mundo, siendo que incluso nosotros
mismos somos culpables de tal pérdida, de tal irracionalidad en nuestros
caminos, ¿pero porqué la falta de caminos reflexivos, han conducido a la
humanidad, a todos los seres de la tierra, condenarse unos a otros, sin el
menor ápice de comprensión?
Posiblemente esté exagerando,
posiblemente esté confundiendo intenciones. Posiblemente sólo me guste
escribir. ¿Pero escribir por escribir? ¡Ja! ¡Eso nunca, hermanos y hermanas!
¡Eso nunca, humanidad! Porque siempre, ¡siempre!...hay un porqué.
Quiero expresar, en últimas instancias, que todo lo
referido a continuación de este trabajo, se exclama, perjura, despotrica y se dice
sin el afán de herir o condenar a nadie, pero llegado el momento, siendo
inevitable, tengamos en cuenta que la primera cosa que hay que condenar es a
uno mismo, y sólo con el conflicto, llegaremos juntos a la verdad del
atardecer, la auténtica belleza de nuestro interior.
Iniciemos juntos este viaje.
INTRODUCCIÓN.
Comunicación
y comprensión.
“El erotismo de uno, es la
pornografía del otro”, y nunca mejor dicho siendo que en nuestros días,
viniendo con sorpresa de una sociedad que, supuestamente, ha avanzado a pasos
gigantes en diferentes cuestiones del conocimiento, enfrentamos por desgracia
una neurosis irrelevante, deseosa de quedarse en el hermetismo de su
irracionalidad, su estupidez y conformismo. ¿A quién me refiero cuando hablo de
la sociedad en general?, ¿de los niños?, ¿de los jóvenes?, ¿de los ancianos?
Pues, si, hasta cierto punto, de todos ellos. Pero más importante, ¡de uno
mismo! Siendo siempre el primer ejemplo, la posibilidad faltante en el
entramado de la vida y todas sus circunstancias.
Personalmente, en mi comunidad, puedo
ver y señalar con pesar y rabia, un retroceso irremediable hacia nuestras
pulsiones más primitivas, sobre temerle a lo desconocido, o reaccionar de
manera salvaje hacia lo que no nos parece. Es terrible ser testigo de cómo
temáticas como la sexualidad, la religión, la política, la ciencia, el arte, y
otros campos tan grandes en el saber, inherente y necesario de la humanidad,
aún nos sean bastante desconocidos, por no decir condenables. ¿Qué no somos lo
suficientemente sensibles como para ver que estamos ya, en la era de las
posibilidades?, ¿nos es muy difícil concebir tanto el horror como la esperanza,
como partes naturales en nuestra vida?, ¿nos es realmente imposible asimilar un
final feliz, y un final trágico, en determinado momento de nuestra existencia?
Aparentemente si, porque a cada paso, llego a enfrentarme ante esas ideas
conservadoras no sólo en los medios de comunicación, no sólo en la información
transmitida por las redes sociales, sino en la propia mirada de algunas
personas con las que llego a toparme. Y desgraciadamente, aquella obcecación y
repulsión de cosas nuevas, del cambio, es correspondida por el irrefrenable
exceso de los otros, aquellos que fungen un papel destructivo en los
alrededores de la existencia, en el nombre de una dichosa libertad.
¿Qué es la libertad, amigos míos?,
¿acaso lo es esta destrucción?, ¿lo es esta abstinencia? Tantos años de
evolución no nos han ayudado a ser más sensibles, por desgracia.
Seguramente, ante esta problemática,
más de uno alzará los hombros con indiferencia, y dirá sencillamente: “así son
las cosas”. Pues si señores, ¡así están las cosas!, por lo que les preguntaré:
¿aún vale la pena remediar tal situación?, ¿vale la pena salvar al mundo, de sí
mismo? Pues si no lo creyera…no estaría aquí, ¿verdad?
Más de uno, de principio a fin de
estos pensamientos, dirá que no tiene relevancia esta percepción personal ante
el delicado y complejo entramado de la vida de millones de personas, siendo que
mi postura, es sólo movida por un propósito muy ajeno, casi imperceptible. Pues
bueno, es aquí donde detengo mi marcha narrativa, y les digo con astucia:
“créanme, se sorprenderían”. Una gran persona me enseñó que nuestro destino está
forjado por nuestras propias decisiones, y cada una de ellas, sin importar
apelativos juzgados por la mente humana, genera consecuencias, que debemos
enfrentar al final.
Dejando a un lado mi acostumbrado
optimismo, afirmaré con una de las máximas con las que rijo mi saber literario:
el caos sigue viviendo, porque de lo
contrario, ¿qué es el mundo, el universo, la humanidad y la existencia, sino un
conjunto interminable de decisiones que chocan entre sí?
En algunos de mis tratados antiguos,
cuando me aventuraba por las virtudes del ensayo y la expresión del pensamiento
a través de verborrea sin límite ni pesadumbre, definí con sorpresa un concepto
del cual agregué una implicación distinguible: equilibrismo. Sin desprestigiar
lo que implica aquel nombre arte, en caminos más aunados al cuerpo y sus
destrezas, definí tal palabra con la creencia de que una posibilidad certera
para llegar al equilibrio, como especie incluso, es la comprensión, la cual, en
nuestros tiempos, es una raza casi extinta.
El buen teatro logró enseñarme que la
vulnerabilidad y la inocencia son factores decisivos en virtud de comprender al
prójimo, sin embargo, uno al enfrentarse a una sociedad cada vez más insensible
(¡alcen la mano todos! Yo ya la alcé), conlleva a una preparación más rigurosa.
Obviamente podemos pasar páginas y páginas tratando de descifrar el cómo lograr
tal objetivo, siendo que cuando uno comienza a quejarse sobre los diferentes
males del ser en el mundo, es innegable volver a uno mismo como meollo del
asunto, ¿qué procesos seguir?, ¿qué pautas instaurar?, ¿cómo hacer que la
humanidad vuelva a buen puerto? Bueno, ¡maneras hay muchas! Y una de ellas es
la comunicación, ¡la bendita comunicación!, la comus vivendi.
Los procesos comunicativos que nos
hemos instaurado como sociedad, me apena decirlo, no son los mejores, por no
decir que llegan a ser los más deplorables (¿todos siguen con las manos
alzadas? Yo no he bajado la mía, aunque me es más difícil escribir así, he).
Obviando el interesante proceso por el que la comunicación fue formándose desde
los inicios de la humanidad, hasta nuestros días donde dejamos de lado
cuestiones lógicas y circunstanciales, sólo para adoptar aquello que nos es
necesario, o que creemos necesitar. Normalmente, escuchamos lo que queremos
escuchar, e ignoramos tonterías sin importancia, y aquello desencadena una
silenciosa división en nosotros con los demás. Y claro, no estoy diciendo que
aquello no sea natural debido en ocasiones donde llegamos a toparnos con
individuos poseedores de ideologías, que conllevarían a certeras decisiones
destinadas a la destrucción de uno mismo, y sobre todo, de sus semejantes. En
tales casos, deseamos ignorar, y al generalizar bastante, tendemos a alejar toda
perspectiva diferente.
La comunicación me gusta definirla
como un arte, un logro, y una responsabilidad, porque para que dos personas se
entiendan, y se comprendan, toma bastante tiempo. Pensemos en amigos, novios,
familiares, y nos daremos cuenta que un proceso de comprensión lleva bastante
tiempo, a través de varias formas. Depende mucho de la persona, sin lugar a
dudas, pero multipliquemos eso por las millones de personas en la tierra, y nos
dará bastante tiempo. Se ha llegado a formar el absurdo mito de que la
comunicación no existe, debido precisamente a que cada quien quiere entender lo
que desea y lo que le conviene, pero me pregunto, ¿cómo podemos encasillar
nuestra mente, creyendo el proceso comunicativo como algo unidimensional?, es
mejor concluir que dicha comunicación no siempre se logra, y eso comienza con
una incomprensión de uno mismo, al reconocer en el resto la propia igualdad a
través de las diferencias. Pero como dije, es paso a paso.
RESUMEN.
Este noble trabajo, amén del
novelizado inicio que decidí agregarle por cuenta propia, dispone de tres
cortos capítulos, en los cuales intento desglosar la cuestión del sexo en el
ser humano, y cómo esta puede definirse a través del caos o del equilibrio. La
imperiosa necesidad de mostrar mi labor en un formato de tesina especializada,
corresponde a las sencillas razones de formalidad gramatical, e ironía tajante.
Siempre he visto en un lenguaje elocuente la capacidad de expulsar a su máximo
esplendor, toda la magia que las palabras pueden dar, y denotar al mismo en un
humor irónico, una realidad preciosa, duradera, no sólo hacia quien lea estos
tratados, sino para quien los fabrica con astucia.
CAPÍTULO CERO.
Soliloquios al vacío.
Primer y último
acto
La locura.
—La era de las
posibilidades se me antoja como un absurdo intento por justificar las
complejidades defectuosas, aún sin resolver, de un joven cuya vida se ha
desencadenado en un torbellino de ira y rencor hacia el mundo más allá de él.
Indudablemente, sabiéndose toda su vida en un gran intento por encajar, y al
conseguirlo, este deseo por sobresalir viéndose frustrado por diversas
circunstancias, sin realmente apreciar su auténtica función como obstáculo
purificador, le mueve a crear toda una amalgama de universos propios, dándose
una excesiva libertad en cuanto al manejo válido de ciertas cuestiones,
igualmente, justificado al concebirlo en universos alternos y alejados al real.
—Me disculparás, pero ahí lo
estás abordando desde una postura inclinada a una opinión objetivamente propia,
por lo que te invito a que me escuches y comprendas que la era de las
posibilidades funge como un testimonio planificado bajo la percepción de este
chico. Estas cuestiones mencionadas sobre el odio y la ira, más que denotar
carencias en el autor, son utilizadas para creación de algo completamente
nuevo, cuya fórmula es utilizada una y otra vez en sus personajes, tanto en los
protagónicos como en los antagónicos. Sabemos que lo esencial en cada historia
es el conflicto, y este muchacho lo lleva a un punto de transformación,
utilizando como símbolos todos los elementos dispuestos en cada narrativa,
dando homenaje a la figura del ser humano desde el inicio de los tiempos.
—¡Eso desde luego
no lo discuto! Obviamente tales cuestiones son reflejadas en cada historia,
pero yo me refiero, con tu perdón, a una cuestión mucho más personal. ¿Qué hay
de su vida?, ¿qué hay de sus relaciones personales?, ¿por qué tanta magia tiene
que quedarse tan sólo entre líneas y no aplicarlo?, ¿es viable para el
propósito de un supuesto “artista”, el que sus obras nunca sean vistas, y peor
aún, no permitan una transformación real a quien las crea?
—Haber, haber, haber, ¿quién carajos
dice que no existe tal transformación? Si queremos inmiscuirnos en la vida
privada de este autor, sabemos que éste pasaba semanas enteras sin pensar en
otra cosa que en el enfrentamiento con uno mismo.
—Hay una gran
diferencia entre la acción y el recuerdo, mi querido amigo.
—¿Y
qué la acción de escribir no amerita ya de por sí, un cambio dentro de la vida
del autor?
—Sin
embargo, hay que concordar que no todas sus obras seguían un propósito
magnánimo, sino una búsqueda meramente personal. El siempre dividió sus
historias en clases: ficción personal, y ficción profesional. La primera versa
sobre historias donde si manejaba mensajes que reflejaban su realidad, pero con
el uso de personajes ya existentes en series, caricaturas, y demás, mientras
que la segunda eran más creaciones enteramente propias, donde había un reflejo
más cuidadoso de su entorno. Pero ambas obedecían al mensaje que la era de las
posibilidades decía: realidad en la imaginación. Y como digo, nuevamente, era
imposible que tales cosas, no influyeran de cierta forma en el autor, siendo
que no conocemos todos los detalles de su vida privada. Sabemos hasta cierto
punto que tenía problemas, y tenía una actitud un tanto indiferente en cuanto a
su entorno, referido con las demás personas, la poca estima que les tenía, pero
él sabía enfrentar esas cuestiones por medio de sus escritos.
—¡Indiscutible, por
supuesto! Pero no deja de llamarme la atención que hubo muchas historias las
cuales nunca se nos mostró. ¿Por qué evadir al público en general, esas
cuestiones? Más allá de la era de las posibilidades, de Fuerza Guardiana,
Batalla de Horrores, La Corona del Poder, Cantos Guerríceos, ¿qué es lo que
existe entre las sombras dejadas atrás?, ¿por qué la necesidad, casi
desesperada, de esconder tales fragmentos de historia? En mis investigaciones
si pude toparme con trabajos de ambas índoles, los de ficción personal y
profesional, ¡pero me topé con muchos otros!, ¿qué hay de sus ensayos?, ¿los
pensamientos e historias escritos en sus bitácoras actorales, más allá de la
cuestión técnica?, ¿historias que dibujaban personajes aún misteriosos para
muchos?
—Cierto, ¡interesante sin duda! A fin de
cuentas estamos hablando de un simple jovencito, que dando significado a lo que
le rodeaba a través de historias, no dudaba en el acto impulsivo de creaciones
con tal de liberar una frustración escondida por… ¡yo qué sé!, ¡otras
cuestiones! Algo que me llamó mucho la atención, de lo que dijeron, fue que
este chico tenía la intención de encajar, y cuando lo hacía, el creía que debía
resaltar, pero al no lograrlo, igual se frustraba. ¡La era de las posibilidades
conlleva ello también!
—¡Exacto!
¡Exacto! ¿Qué no recuerdan “El guardián y su sombra”?
—En efecto:
uno de los miembros fundadores de Fuerza Guardiana.
—¡Pero
más allá de ser un fundador! Es una pieza clave para comprender todo este
movimiento vital del que hablaba él en sus historias. La historia de Andrew
Hurcán Blake, con su homólogo sombrío, el antiguo Guardián Cruwail, nos refiere
este constante encuentro y pérdida de sí mismo ante el devenir de la vida. Nos
habló cómo el primer borrador de esta historia pretendía ser la historia de un
joven entre los veinte y treinta años, pero luego, se decidió por un hombre más
allá de la adultez, en una edad entre los treinta y cuarenta años. ¿Por qué?
¡Pues porque él lo veía como la edad en que el ser humano empezaba a tener
conflictos en su vida! El anhelo por revivir los primeros instantes de la
infancia son más marcados, representándose en sueños, ilusiones del ayer.
—Preciso, sin lugar a dudas, pero no nos
desviemos tanto del tema. “El guardián y su sombra”, con sus otras cinco obras
“La rebelión de Durantio”, “La redención”, “La última guardiana mágica”,
“Heroína”, y “Legión de verdades”, tenían un propósito trascendente, ¿pero qué
propósito conllevaba, por ejemplo, una historia como Sexonario?
—¡Ese es
preciosamente mi punto! En mis estudios a fondo en sus bitácoras actorales,
existen palabrejas, unas más que otras, con respecto a su frustración de no
haber acabado tal proyecto, debido a la falta de comprensión de algunos, como
también al regaño de terceros al enterarse de tal historia. Tal momento lo
marcó a tal punto, de ser reservado en varias formas, y una de ellas, en el
ámbito sexual. ¿Cuántas novias ha tenido el chico?, ¿encuentros amorosos?
Hablamos de alguien que fue virgen hasta la edad de… ¿qué?, ¿cuarenta años? Y
por ende, él tenía la escritura como único método de inmortalizar tales
demonios.
—Puede
ser, amigo mío, ¡puede ser! Pero tampoco olvidemos que él siempre ha definido
el escribir historias cómo un constante hacer transformador, y tal punto llegó
esa creencia, de terminar realizando dicho “Sexonario”, pero con un enfoque
diferente. La capacidad de tomar esos demonios internos, y construir algo
totalmente distinto, algo nuevo que le permitía crecer como individuo.
—¿Entonces
porqué ocultarlo?
—Él de hecho no lo ocultaba tanto como
quieres creer. ¿Acaso ya olvidaron su pícara historia de “Sofía, la Linterna
Verde”? Él mencionó en algunos escritos esta comodidad casi mística por los
personajes femeninos, ¡le encantaba escribirlos!, ¡crearlos en primera
persona!, y definitivamente Sofía fue uno de sus primeros y mejores trabajos en
ese ámbito. ¡Y él no escondió eso! De hecho, lo compartió con muchos allegados.
—Sin
recibir muchas retroalimentaciones, debo decir. Y tampoco olvidemos su famoso
cuento de “Elena”, la historia de un amor inmortal, donde tampoco se daba
medias tintas. Y en muchas ocasiones, pasó a ser muy abierto en cuanto a su
postura sexual de dominación femenina, en esta confidencial relación
ama-sumiso. ¿Qué tiene eso de malo?, ¿por qué tiene que ser un tabú hoy en
nuestros días?
—¡Sin
embargo, querida mía! Hay que tener en
cuenta que antes no lo era, ¿o sí? Eso es lo que me interesa de momento, ¿qué
sucedió en ese intervalo?, ¿qué lo hizo moverse de la noche más obscura, al día
más brillante?
—Amigo mío, ¿y dices haber estudiado con
detenimiento aquella bitácora?, incluso eso se puede resolver en su poco
conocida historia, “El viajero”. ¿Qué no ha tenido conflictos amorosos?, ¡te
sorprenderías!
—Pero
cómo todo, eso ha provocado un crecimiento magnánimo en su ser.
—Lo cual no lo vuelve virgen de ningún
error ni equivocación alguna. Recordemos que sus historias como “Víllanus”, “La
fuerza unida”, “Linternas Guardianas” incluso, como también “La mesías”, “El
luchador supremo”, y “una historia más”, en muchos momentos impecables de esas
historias, refleja una inspiración por la lucha de contrarios simbolizadas en
las historias de su niñez. Ambos aspectos son latentes, dentro de sí, en un
eterno conflicto, pero de tal conflicto, nace la transformación.
—¿Pero hacia
donde transformarse? Esa es la gran pregunta.
—La grandísima pregunta…
—Sin lugar a dudas, la más grande
pregunta.
—No olvidemos
que este chico era muy dado a las “encarnaciones literarias”, es decir, a
encarnarse el mismo dentro de las historias, interactuando con sus propias
creaciones. En sus anotaciones podemos ver que él realizó, oficialmente, cinco
de ellas, tales como “La legión de verdades”, “El elegido de la Ira”, “El
necroquibista”, “Sólo contra mis demonios”, y su obra póstuma de la infancia,
“Al terminar un camino se empieza otro”. Además, al haber investigado, hizo
muchos otros de los cuales nunca fueron mostrados al público.
—Pues porque es el mismo asunto:
aspectos que no deseaba mostrar por “x”, o “y”, circunstancia.
—Y
cabe aclarar, aunque estuvo en duda al principio, inició una historia donde los
héroes dibujados en “Al terminar un camino se empieza otro”, volvían para hacer
de las suyas, precisamente donde se quedaron. Él ya había hecho un final de
tales historias, en su primero “Apasionario”, en el cual los dividió por
libros, concluyendo las aventuras de sus primeras encarnaciones literarias, y
en la nueva historia que compartió, agregó muchos detalles de aquel final, y se
siguió hasta concluir.
—Y “Sexonario” no estuvo tan oculto,
siendo que la encarnación literaria que hacía allí, era una parte fundamental
de otras historias, fungiendo tanto como héroe y villano, entrenando muchos
héroes para la primera, segunda y tercera parte de “Fuerza Guardiana”.
—Indudablemente.
Recordemos que su principal inspiración fueron series como Pokemon, Digimon,
Dragon Ball Z, Yu-gi-oh, entre otros, los que le permitieron bosquejar sus
primeros héroes, para con el tiempo pulirlos en figuras solitarias,
concentradas, llenas de conflicto e intriga.
—Con
el tiempo, él ha creado maravillas…
—Sin mencionar que se rumorea que sigue
por ahí, escribiendo nuevos proyectos.
—Pues creo
que podemos concluir, ya para cerrar este bloque, que todas nuestras posturas
son igual de válidas.
—¡Vaya!,
quién te viera tan atento al conceder en lugar de imponer, mi buen compatriota.
—Lo que hace
la reflexión, querida.
—Y no olvidemos que hemos analizado los
de sus primeros años. Aún falta más por ver, y cómo esa transformación genera
más posibilidades, con todos sus conflictos, decires, conclusiones, y
aceptaciones que implique. Ahora vámonos, que ya me dio hambre.
—Si, ya se
nos hizo tarde. ¿Les apetece un cafecito a ambos?
—Ándale,
te lo acepto. Pero luego a los tacos, ¿va?
—Si, al final pasamos por la heladería
que nos gusta.
—Pues no se
diga más.
—Me
leíste el pensamiento.
—Pues allá vamos.
CAPÍTULO 1.
¿Cuál es mi maldito
problema?
Soy
un privilegiado observador de la belleza humana, y como tal, me gusta concebir
mi silenciosa labor en razón de captar la beatitud en múltiples caminos, desde
los complejos rincones de la ciencia, el ocultismo, el arte, y la filosofía,
hasta temas más inmediatos como lo son las bromas, ciertas circunstancias, y
los terrenos divinos de la carne. El problema que deseo plantearles no es otro
que ya he planteado en múltiples ocasiones a lo largo de esta narración, el
mismo maldito problema de siempre: yo mismo. Pero se preguntarán, espero, ¿por
qué?, pues debido a que en últimas instancias, viéndome abrumado por la belleza
femenina en particular, he sido constantemente criticado al buscar tal visión
en trayectorias…quizá no muy apreciadas por el resto de la gente.
Quiero
dejar muy en claro, en este momento, que en la vida se pueden experimentar
múltiples cosas, sin embargo, hay algunas de éstas, que por una lógica natural,
no deben experimentarse, debido al daño irreversible que provocan en nosotros.
La pornografía, es, sin lugar a dudas, uno de los tantos “males”, que nos
aquejan como seres humanos. Pero, amigos míos, querida humanidad, pongamos
nuestras manos al pecho, y preguntémonos a nosotros mismos… ¿sinceramente nos
hemos preguntado, a profundidad, el porqué de tal situación?, ¿sabemos con una
certeza inquebrantable la razón de porque esto sucede en el mundo?, ¿de quién
es realmente la culpa?, ¿del gobierno?, ¿de los padres?, ¿de nuestros
educadores?, ¿de nuestros líderes comunitarios?, ¿de nuestros ídolos y
creencias?
¿A
qué se debe que una industria como la pornografía, ya sea de pago, o en sentido
gratuito, ocupe el primer lugar en cuanto a visitas en la red?, ¿por qué, gente
de toda índole, siente tal curiosidad? Y debe hacerse hincapié que a diferencia
de otras “adicciones”, en este caso tenemos enormes ventajas sobre este tema,
cómo el sólo apagar la computadora, o sencillamente apartar la vista de la
pantalla…pero la auténtica pregunta es el porqué no lo hacemos, ¿por qué
elegimos proseguir con esa visión, a un punto excesivo en nuestra vida? Ese es
mi punto.
Soy consciente de antemano
sobre la perspectiva radical, delicada y debatible del tema, siendo que como
tal se extiende hasta los territorios del crimen organizado, por lo que trataré
de expresarme con la mayor claridad en cuanto a esas cuestiones.
Desde el alba del tiempo, al menos en el planeta
tierra, el ser humano ha convivido con varias cuestiones que rigen nuestro
comportamiento hasta presentes días, y uno de esos factores decisivos,
milagrosa y afortunadamente, es la sexualidad. Tal dicha ha sido para la
humanidad, a lo largo de su historia, algo más allá que un mero acto
reproductivo, ligándose incluso a una cuestión divina, donde el hacer el amor,
conllevaba una implicación significativamente religiosa, la cual ha sido
deformada más allá del tiempo, incluso generando diversas perspectivas
alrededor del globo.
“Es evidente que el sexo ocupa un papel central en
nuestra cultura. La biología y la neurociencia han descubierto que buena parte
de los comportamientos que moldean nuestra evolución y determinan nuestra
arquitectura neural están motivados o son generados por el sexo (tal que muchas
de las habilidades más impresionantes de la mente humana son como la cola del
pavorreal: herramientas de cortejo). Hoy en día es difícil concebir la salud
mental y física sin el ejercicio de una sexualidad plena. Freud encontró en el
sexo --o en su carencia-- la causa omnímoda de todos nuestros padecimientos
psíquicos --de eso saltamos al presente donde revistas de belleza y salud
atestan los supermercados y kioskos con la ubicua promesa de una mejor vida
sexual o de un secreto que te hará conseguir la imagen paradigmática de lo sexy
y por lo tanto el grial secular de satisfacer todos tus deseos y/o conseguir
una pareja ideal.
Aunque estemos en desacuerdo con este reduccionismo
pansexual, y entendamos que existen otras cosas
--algunas caras más sutiles-- que mueven al mundo además del sexo --no
sólo el Eros sino el Logos--, no podemos dejar de reconocer la fuerza
primordial de la energía sexual. Probablemente no sólo nacemos para encontrar
una pareja y reproducirnos, existen otros factores intelectuales, emocionales o
espirituales que entran al crisol --el mundo quizás no sólo sea el hechizo de
la biología, de los genes (que inventan cosas como el amor para que copulemos y
transmitamos su información), para perpetuarse a sí mismos. Pero no hay nada
tan incontrovertiblemente cierto, nada que abarque y convulsione tanto, ni
ejerza una atracción tan fuerte --más allá de sofismas, credos, metafísica,
idiosincrasias, dogmas y palabras-- como el sexo (o solo la muerte es tan real;
el amor es impalpable como el cielo). Es por este magnetismo universal del
deseo --imperio concreto del cuerpo: caballo real que arrastra al auriga
fantasma de la psique-- que el sexo se disuelve y se destila como poder. Poder
que es permisividad (capacidad de hacer y transformar el mundo, y también de
dejar ver al otro ese mundo: el sexo es lo más cercano a la transubstanciación)
y prohibición (control, negación, neurosis, impenetrabilidad). Un poder, el
sexo, que opera y oficia también sobre lo secreto --los asuntos de estado y
recámara, lo que no se puede comunicar de otra forma, la intriga y el estigma--
y trafica con la divisa fundamental del mundo: la energía.
No
es extraño, entonces, que casi todas las culturas hayan imbuido su sexualidad
de magia y tabú, de potencia y castigo. La palabra tabú viene del tongoleno y
significa justamente prohibición. La prohibición primordial es la negación
sexual (ese primer no), específicamente el incesto --una de las bases de la
civilización según Freud. Para Levi-Strauss este tabú fundamental parte de que
en sociedades primitivas existía una economía sexual de intercambio de mujeres.
El tabú al incesto permite que se puedan ofrecer hijas y hermanas a cambio de
otras mujeres --o de otros bienes. El romper con este tabú trae no sólo un
castigo de la tribú, también un castigo invisible o supernatural --algo también
práctico ya que el sexo generalmente se da manera secreta fuera de la mirada
del grupo. Esto significa que el sexo toma un carácter de sagrado o execrable,
es por eso que merece, al ser violado el orden impuesto, un castigo
supernatural”.
ALTERCULTURA.
De la cuestión sexual, evidentemente, se puede decir
muchísimo, describir con precisión los rituales realizados a tal causa, como
los tabúes generados consecuentemente. Pero no es de mi interés referir cada
uno, sino el reflexionar el cambio significativo de tal cuestión, de una
libertad mística, hacia una represión indudable. ¿Pero a qué se debe todo
ello?, ¿por qué el tema del sexo se ha vuelto tabú en nuestra sociedad?, ¿por
qué se ha satanizado tanto esa cuestión? Pues las cuestiones son varias, sin
lugar a dudas, y debo afirmar sin temor, que tal intolerancia hacia la
sexualidad, se debe a una antigua cadena de casualidades malinterpretadas pero
tristemente aprendidas de generación en generación. Como el sexo también ha
dado paso a cuestiones preciosas de la vida, también se ha presentado en actos
atroces y horripilantes, y aquellos individuos que presenciaron estos últimos,
son los que han fabricado un mensaje a través del miedo al día siguiente. No es
de extrañar que el asunto de la pornografía se demonice, debido que en ella
podemos encontrar obvias conexiones con el tráfico de infantes, la trata de
personas, que comercializan con el sufrimiento, fomentando un excesivo e insano
placer ante la observación de acciones indescriptibles. Y joder, ¡se tiene toda la razón en ese punto!, todo aquello
tiene un sentido, pero al haberse generalizado a una magnitud gigantesca, se
olvidan aspectos más sencillos del mismo, más comunes y corrientes al respecto.
Al haber estos dos grandes frentes en este asunto, en muchas situaciones
llegamos a presentir un sinsentido en los discursos que nos son lanzados con
respecto a la cuestión de la sexualidad. Es cierto que dicho tema se ha visto
desde la política, desde el arte, desde la ciencia, y nunca mejor dicho, desde
la misma religión, y ante esta lucha de perspectivas, encontramos
discrepancias, y no llega a tener sentido para nosotros. Hace mucho tiempo,
durante mis días en la universidad, realicé un trabajo investigativo sobre la
distorsión de la realidad a través de internet, haciéndome la pregunta de si
aquel medio distorsionaba la realidad.
Y la respuesta era obvia: un rotundo “no”.
¿Por qué? Pues porque tal falta de
sentido no se debe a la religión, ni a la política, ni a la ciencia, ni mucho
menos al arte, ¡a ninguno en sí!, siendo que todos ellos son ramas vivientes
del conocimiento humano, y como tales no poseen las limitaciones que todos
nosotros tenemos al actuar. Así es, damas y caballeros, el verdadero
responsable, es el ser humano. Por ende, como he estado predicando, el
responsable es uno mismo.
En el trabajo ya mencionado me debatí seriamente sobre una
definición de control, y pude concluirlo como “un mutuo acuerdo entre todos y
ninguno”, pero, ¿un mutuo acuerdo a qué? Pues sencillamente, a no hacer, a no
hablar, a no elegir a conciencia. El internet desde sus inicios se nos mostró
como una herramienta que prometía facilitar la llegada de información a los
seres humanos en sociedad, pero poco a poco, fue transformándose en una Matrix
de perspectivas, una sutil arma de distracción, control social, y generadora de
división ideológica, ya si hablamos de temas más serios. Publicidad, Blogs,
Entretenimiento, Redes sociales, todas perspectivas con el único propósito de
dar rienda suelta a lo que reprimimos en la realidad, en el día a día, donde el
control quiere radicar en todos, pero finalmente, no recae en ninguno. Pero
claro, recalquemos que los responsables de tal situación, son las mismas
personas, tanto en la fomentación, como en la indiferencia, con el único
objetivo de condenar, sin la más mínima intención de comprender. Sería muy
bonito recuperar aquella implicación liberadora que los antiguos durante tanto
tiempo, inculcaron en los rituales de sexualidad, pero obviamente, ¿cómo
discernir de manera clara y concisa, entre lo excesivo y lo placentero, entre
lo criminal y lo artístico? Quizá, tal vez, replantearnos el cómo definimos
ciertas tendencias, para así convivir en armonía. Pero el día en que logremos
eso, desgraciadamente, es muy lejano aún.
CAPÍTULO 2.
¿Soy el único
con el problema?
Lo
pornográfico fácilmente se ha definido en la mente de muchos como lo obsceno,
lo asqueroso, el decir estúpido y sin ingenio de “utilizar a la gallina entera,
en lugar de algunas plumas”. Sin embargo, he descubierto, no sin sorpresa, cómo
tales acusaciones se han visto truncadas al quedar demostrado, que las líneas
que separan a la pornografía de lo erótico, no están muy bien definidas. En una
película pornográfica podemos encontrar la sutileza del erotismo, y en lo
erótico podemos toparnos con momentos más allá de los esperados. ¿La diferencia
podría radicar en el propósito con los que son creados dichos materiales?
Posiblemente, ¡aunque claro!, no es mi intención definir cada uno, sino que,
una vez más, lanzar la pregunta, ¿por qué la gente, en primeras instancias, se aventura
a esa clase de videos?, ¿qué encontramos de atractivo en el erotismo, o en
últimas instancias, en la pornografía?, más allá de lo instintivo, ¿qué nos
atrapa de aquel mundo?, ¿la liberación?, ¿el éxtasis?, ¿la sensualidad?,
¿promesas dudosas de satisfacción?, ¿seguridad por recibir sin dar nada a
cambio?
Pues
las razones, como podemos ver, pueden ser múltiples, pero aún la línea de lo
moderado a lo excesivo es muy grande, y muchos llegan a contraer conflictos
severos en cuanto a no poder dejar de observar tal material. ¿Por qué se genera
tal adicción? Obviamente por la insuficiencia que dejan al aire las primeras
sensaciones, las cuales uno busca simular nuevamente con más videos, con más
encuentros en dicho mundo. Pero aunque nos quede claro la parte adictiva, un
factor real y serio, debemos comprender que se trata ya de una consecuencia a
esas alturas… ¿por qué la gente ve pornografía entonces, en primer lugar?
Insistiré una vez más en la máxima de que existen cosas que no se necesitan
experimentar para vivir plenamente, pero si alguno de ustedes, compañeros,
amigos y amigas mías, desconocidos aún para mí, sienten curiosidad por el tema
pornográfico, permítanme darles un consejo, aquel que nadie supo darme, y el
que tuve que encontrar por cuenta propia, comprendiendo que ante tal
encrucijada, se tiene la opción de apagar la computadora o simplemente girar la
vista de lo que se esté viendo.
La
pornografía es una constante búsqueda por la satisfacción, aquellas sensaciones
que añoras en tu vida diaria, pero que por desgracia, no puedes recrear por más
videos que veas. Debido a ello, es lógico que se le compare a una droga, siendo
que nunca es suficiente, nunca encuentras esa auténtica satisfacción…al menos,
no después del primer video con el que te topas, o que deseaste buscar. Sé que
la situación puede parecerles incómoda, rara, inesperada, incluso entrometida,
pero debo recordarles que la razón de mi presencia en este ensayo, no es otro
que el de una enérgica rabieta por aquellas personas que desean condenar algo,
sin dar un auténtico sustento, ligado a una sola y limitada perspectiva.
A
todas aquellas personas que se sienten culpables de haber mirado pornografía, o
que la ven en estos momentos y sienten que no pueden parar, les pido que se
detengan un segundo, un solo segundo, y se pregunten esto seriamente:
¿recuerdan el primer video que vieron?, si, aquél que les hizo alcanzar una
auténtica satisfacción, y los introdujo a un mundo totalmente nuevo. Bueno,
pregúntense, ¿qué había en ese video que les gustó tanto?, y una vez que lo
definan, descubrirán algo de ustedes mismos, algo que intuían, o que
simplemente resulta inesperado, y eso, créanme, delimitará abismalmente la
búsqueda por la satisfacción.
Debo
confesar, sin miedo alguno, que eso mismo me sucedió a mí. Lo sé, sorpresa
total, pero es cierto. Llegó una época en mi vida que me afectó demasiado la
cuestión sexual: era temeroso, y no sabía a quién acudir, mucho menos después
de las respuestas que obtuve. Me hice las mismas preguntas que les hice a todos
ustedes, y entonces, al buscar, al investigar lo que en verdad me gustaba, pude
definir muchos rasgos de mí mismo, y finalmente, encontré la auténtica
satisfacción: el placer de encontrarme a mí mismo. Sé que suena demasiado
optimista para estándares factibles, en especial que intento comparar una
situación privada con un método eficiente que otorgue resultados precisos, a
una humanidad conformada de seres tan diferentes, tanto tenebrosos como
extraordinarios, con la creencia inquebrantable de que algo que me sucedió a
mí, podría servirles a todos ustedes. Quizá, ¿por qué no? Porque cuando uno
sabe lo que le gusta, y el porqué le gusta tal o cual cosa, se siente mucho
mejor, más seguro consigo mismo, y se deslinda la idea de que es la peor
persona al haber visto pornografía, ¡ninguna persona lo es!, simplemente, en el
mejor de los casos, eres curiosos, pero no sabías donde exactamente buscar. Y
comprenderán que al darle su momento y espacio a esa cuestión, no habrá motivo
para que tal cosa afecte sus demás actividades, y podrán alcanzar la plenitud,
y desarrollarse al grado de vivir experiencias extraordinarias, tanto en la
cuestión sexual, como en muchos otros ámbitos.
CAPÍTULO 3.
Resolución de
una eterna búsqueda.
Es muy posible que las conclusiones que podría dar
a continuación, no son las más impresionantes, y a lo mejor, ni siquiera las
más esperadas, pero sin lugar a dudas, son las más honestas, siendo que todo lo
que dije fue la pura verdad, y no sólo con el propósito de desahogar mi rabia,
sino con la certeza, la firme convicción…de ayudar a alguno. Lejos de
religiones, corrientes filosóficas y posturas políticas, la sexualidad existe,
y lejos de refrenarla, hay que darle su lugar, con tiento y el cariño debido.
Si te topas con temas pornográficos, o temas eróticos, no olvides preguntarte,
cómo en todo lo demás, la razón de hacer aquello, y si lo decides, aventurarte
a conciencia, atreverte, pero si no te gusta, nadie te obliga a continuar.
Además, no irte al extremo de imponer tu visión del mundo por sobre los otros,
porque hay gente que se siente incómoda ante esas cuestiones, y a nadie se le
debe obligar ante tales temas. Recuerda esto siempre: El erotismo de uno, es la
pornografía del otro.
Así que, por favor, con sus respectivas y
extraordinarias excepciones, siéntete seguro contigo mismo de qué es lo que
quieres, qué es lo que te gusta, pero no lo enseñes a otros de manera
impulsiva, ni mucho menos, mantenerlo a la vista de toda la gente, no por
vergüenza de lo que eres, sino por comprensión de que todos somos un universo
distinto. Ahora si que, como me sucedió antaño: “por moral, a ver esas cosas en su casa”, je, je.
Y como en todo, siempre existen las tinieblas,
porque el asunto de la esclavitud en esos días, para comercializar esos videos,
es un asunto grave, y como pregunté antaño: “¿cómo definir a conciencia donde
culmina lo generoso, y empieza lo excesivo?, ¿a qué conciencia, a qué
divinidad, a qué ente dador podemos encomendarnos para manejar libremente estas
cuestiones?, ¿qué estirpe superior y heroica nos guiará a través de la noche
más obscura, encontrando la auténtica luz en esta sociedad, que cuyo avance
parece guiarnos hacia los instintivos y retrógrados inicios de la humanidad?
Como siempre, depende de uno mismo. El que esté libre de culpa, que tire la
primera piedra.
La belleza tiene muchos caminos, tanto en la mujer
como en el hombre, tanto en la ciencia como en la política, tanto en el arte
como en la geometría, tanto el cuerpo como el espíritu de cada uno. Y podríamos
aprovechar tantas posibilidades distintas, si tal vez, sólo tal vez, no
fuéramos tan indiferentes, tan rencorosos…tan solitarios.
Pero como siempre, aunque un viaje termine, muchos más empiezan.
Agradezco humildemente su atención, y recibiré sonriente tanto la bofetada como
la sonrisa. Hasta que nuestros caminos se crucen.
Maximilian de Zalce.
La edición y utilización de la imagen principal es por motivos de enseñanza y entretenimiento.
En sí, los elementos para su creación, no me pertenecen.
Todos reservados a sus respectivos creadores.
Por lo demás, agradezco su amable atención.
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En sí, los elementos para su creación, no me pertenecen.
Todos reservados a sus respectivos creadores.
Por lo demás, agradezco su amable atención.
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