LA ERA DE LAS
POSIBILIDADES
Presenta:
Una historia que comenzó como un sueño
Un sueño que se volvió una realidad
Una realidad que volvió al sueño
Y terminó transformándose en un inicio
SUEÑOS
DE UN CREADOR
LA TRAVESÍA DEL GUARDIÁN
El sueño extraordinario.
.
. .
“Siempre que las noticias
del mundo atenazan la fe que tengo en la humanidad, y cada vez que soy testigo
de cómo mi patria (que no el país) se desploma por el peso de su involución, me
aferro al regalo más grande que me dieron mis padres: la insoslayable certeza
de que al final, lo virtuoso reinará sobre lo inhumano, y que el amor, por
causa y efecto, devendrá en nuestra sociedad”.
Promesa de un
artista.
David Arneth
Cohen Ruíz.
.
. .
He comprendido que el
equilibrio no es el opuesto del caos, sino una de sus infinitas posibilidades.
Su auténtica hermana, lo único que se antepone y complementa a dicha fuerza
primordial, es el poder de crear, y que este tenga un propósito único. El caos
igual permite creación, pero no necesariamente con un propósito, muchas veces
explorando los terrenos del azar en el existir de toda vida humana. Ambas
componen un ciclo, el cual permite la interiorización, la reflexión, y la
liberación. Aspiro a esa libertad, no a la pobre parodia salvaje que atestiguamos
día con día, sino una que nos permita abrazar al caos y la creación, el miedo,
la soledad y el dolor, la sencillez y la complejidad, el todo y la nada en un
sentir, en un latido único que da paso a nuevas vidas en el mundo.
Aspiro a la
libertad de lo extraordinario.
Ese es mi
sueño.
Una habitación obscura.
Maximilian de Zalce
.
. .
Mi principal motivación al
realizar este escrito, es la de dar orden a varios acontecimientos y pensares
que me han invadido últimamente, e intentaré unir dichas reflexiones con la
reciente situación de nuestra sociedad y el mundo entero. Sin embargo, tengo
que aclarar que me sentía bastante renuente a la elaboración de estos
argumentos, por la sola razón de que no soy versado en temas políticos o de
índole global, de modo que mis interpretaciones nacerán a partir de diversas
experiencias.
Iniciaré con un hecho de mi
pasado, que casualmente ha estado rondando mi cabeza estos días, acerca de un
viejo compañero y amigo de secundaria, de nombre Sajid. Como yo, era un niño
solitario, con variados gustos por las caricaturas y el anime que pasaban por
la televisión en aquel tiempo, misma razón que nos hacía muy unidos en temas
como Dragon Ball, Yu-gi-oh, y Naruto, siendo ésta última seguida con
mucha solemnidad por mi compañero. Aunque por un tiempo llegué a ver dicho
anime, nunca me ocurrió nada tan transcendental con la misma como para ocupar
un lugar entre mis series predilectas, siendo que mis preferencias ya estaban
muy marcadas en aquel entonces por otro mítico personaje. En mi ensayo La época Extraordinaria hago énfasis en
la figura de Son Goku no sólo en mi vida, sino en mis escritos, por aquel
tiempo donde dicho anime era contemporáneo de otras grandes series en el canal
de Cartoon Network, en conjunto con Nickelodeon y Jetix, pero todo ello sobra decirlo.
A diferencia de Dragon Ball, la serie de Naruto, en un mundo de ninjas que
viven aventuras prodigiosas y misiones de vida o muerte, toca mucho la temática
del abandono y la soledad, que es precisamente a donde quería aterrizar este
asunto. En aquellos tiempos, nunca hice la relación del porqué a mi compañero
le gustaba tanto dicha serie, siendo que obviamente se sentía identificado con
el personaje principal, por este mismo deseo de aceptación.
Ambos éramos objetos de burlas
por aquellos años, pero también tuve la oportunidad de conocer la difícil situación
que él vivía en su casa, claro no a profundidad, y obviamente no ahondaré en
detalles. Puedo afirmar que me siento arrepentido por no haberme dado cuenta en
aquel tiempo, siendo que había una enorme indiferencia
por mi parte sobre aquella realidad en la vida de Sajid, aunque eso nos hizo
aprovechar los pocos segundos que teníamos en tardes de juego o salidas al
cine; igualmente, parte de lo mismo me llevó a incluirlo como un personaje más
dentro de mi primera historia Al terminar
un camino se empieza otro, siendo uno de los héroes protagónicos durante la
segunda saga, la del Súper-demonio. En la actualidad no tengo ningún contacto
con Sajid, por lo que aprovecho estos breves instantes, si es que él está
leyendo estas humildes palabras, sólo para decirle que lamento mucho esa
actitud mía, y espero que se encuentre bien, apelando a todos esos momentos
maravillosos que pasamos juntos.
Lo que intento decir con este
hecho inicial, es sacar a relucir un concepto en específico, que a simple vista
pueda resultar inofensivo, pero que a mayores niveles puede resultar
perjudicial para toda vida humana, tanto individual como en conjunto: la indiferencia.
Las recientes festividades de
Navidad y Año Nuevo me han hecho reflexionar sobre las experiencias que he
tenido con respecto a estas celebraciones durante toda mi vida, y puedo decir
que ha sido una relación ambivalente debido a muchas circunstancias. Momentos
buenos y malos, pero han sido los instantes pésimos y de gran ansiedad las que
han provocado una creciente indiferencia por mi parte, y la pérdida total de un
trasfondo significativo.
Como toda festividad, es un
momento de transformación, elecciones que determinan un porvenir, y existe un
ritual de ofrecimiento, das algo a tus prójimos; no sólo me refiero a regalos o
cenas en familia, ¡que también poseen una significación importante!, sino
acciones tan sencillas como el abrazar, sonreír, besar, regalos invaluables que
provocan recuerdos, algo inamovible y eterno en tu interior. Dichos recuerdos
trazan una línea muy delgada entre el pasado, el presente, incluso el futuro,
aunque el mañana alberga muchos misterios así como lo extraordinario se
presenta en muchas formas. La vida es un ente multidimensional, funciona a
través de muchas posibilidades, que aunque nuestras decisiones puedan trazar
gran parte de nuestro camino, muchas veces nos vemos asaltados por situaciones
inesperadas, porque a diferencia de la literatura universal, nuestra realidad
como seres humanos ofrece una naturaleza contradictoria, así como una condición
impredecible ante los acontecimientos. Por ello es triste que de un tiempo para
acá, tengamos una disposición a actitudes inmediatas que nos hacen sentir
seguros, ajenos al caos, al dolor, a la soledad, y tantas cosas tan bellas y
necesarias en nuestro existir. Y como resultado, incluso el silencio, fiel
amigo de la reflexión, ha llegado a tener una connotación destructiva.
Muchos hablan de intereses
privados, de teorías conspirativas, distractores y pantallas de humo que asolan
a nuestra población, y aunque cada elemento tenga cierto grado de validez, no
podemos ser ignorantes al auténtico problema: tenemos miedo al cambio. Estamos en vías de heredar ese mismo miedo
a las futuras generaciones, encaminándonos a la pérdida de nuestros valores más
básicos y lógicos. Cada uno puede formular sus propias interpretaciones al
respecto, sobra decir que es válido, pero lo que no es válido es que seamos
indiferentes de nosotros mismos, y con ello recurrir a varias formas de
violencia contra el prójimo; la caridad se vuelve imposición y en lugar de
regalos damos patadas.
Hace algunos días me encontré un video en la red realizado
por el investigador David Parcerisa, acerca
de experiencias paranormales en los terrenos oníricos, es decir, del sueño. De
un tiempo acá he disfrutado sus interpretaciones con respecto a varios temas,
degustando su postura acerca de los orígenes de nuestra especie, y la mitología
enlazada a seres llamados Annunaki, todo ello sin afectar mi propio sistema de
creencias. Sin embargo, me llamó la atención este último trabajo suyo, siendo
que hace poco publiqué una teoría acerca del mítico Ladrón de los sueños, personaje creado por Jacinto Benavente en su
poema del mismo nombre, y casi al final de su discurso, menciona algo de mucho
interés:
“…Posteriormente me he dado cuenta, en experiencias nocturnas
desagradables, lo que podríamos llamar, los famosos visitantes de dormitorios,
que tú puedes sentir que hay una presencia en la habitación: te despiertas, y
ves que no puedes moverte, es la parálisis, lo que los psicólogos llaman la
parálisis del sueño, pero que muchas veces va acompañada con presencias u
entidades”.
“En esos momentos,
cuando tú te asustas, notas más esa especie de catalepsia, y que hay alguien
ahí que de alguna forma, te está interviniendo o quiere absorber tu energía,
notas como una debilidad general en el cuerpo. Bien, pues ahí es cuando uno
debe enfrentarse con ese fenómeno, con esas presencias, y lo que yo os aconsejo
amigos, es utilizar un símbolo, utilizar un arquetipo. En mi caso, por ejemplo,
pues yo siempre veía a Superman, simplemente es un arquetipo, pero eso sirve
porque ese símbolo te representa a ti, tú te identificas con él, y puedes
hacerte fuerte con eso…”.
Cabe aclarar que seguimos
explorando los terrenos de la suposición, pues ya había explicado en dicho
documento, que tales fenómenos podían obedecer a otros síntomas, como el
cansancio o la preocupación, pero cuando habló acerca del símbolo, y cómo este
surge a partir de ti y tus creencias, inmediatamente me remitió a lo que había
explicado en aquella ocasión, acerca de dónde me encontraba durante el sueño.
Igual menciona que los símbolos no sólo pueden ser personas, sino animales u
objetos, ¿pero qué tal si también son lugares? En todo caso, mi símbolo para
defenderme en esa ocasión, fue la figura de mi hogar anterior, la vieja casa en
la que vivía antes de mudarme al lugar donde resido actualmente. Igual había
insinuado que no se necesitaba ser psicoanalista de ningún tipo para descifrar
lo que significaba, siendo que como muchas veces he hecho mención de esta
infancia gloriosa, por obvias razones también engloba mi antiguo hogar, mi
antigua habitación, y por lo tanto, todo se deriva de la nostalgia.
Dicha nostalgia obedece al
miedo, el temor al cambio que he citado anteriormente, porque ir más allá de
terrenos explorados, implica enfrentarse directamente a lo desconocido. El
símbolo de mi antiguo hogar me trae dicha cada vez que lo recuerdo, pero
también soy consciente de que aquello era una protección de un mundo que había
perdido interés para mí, pero ahora no puedo permitirme escudarme en esa
indiferencia. Sobre esas experiencias oníricas, no dejo de preguntarme, ¿qué
existe más allá?, ¿qué hay afuera del símbolo?, ¿qué permanece oculto en las
sombras?, ¿porqué aún me es ajeno en sueño? Eso se traduce en las diferentes
preocupaciones que siento yo de mi entorno, así como cualquier ser humano. Y
precisamente ese temor al cambio, a la transformación, es lo que genera
consecuencias para toda una sociedad. La compañía teatral Orchestra Artes Escénicas me ha enseñado bien los propósitos
creadores del arte, y con ello he definido que un artista no puede abordar un
problema desde la superficie prójima, sino desde la realidad interior para
comprender los matices y rasgos más específicos de toda amenaza y de todo caos,
porque todo conlleva un núcleo que es causa y consecuencia hasta su desborde.
Por ello, en estas festividades, me dediqué a la creación,
en regalar nuevas historias al mundo; si con ello logré provocar un poco de
reflexión, discernimiento, aunque sea una leve sonrisa o avivar recuerdos
gloriosos, entonces me habré dado por bien servido, haciéndome sentir la misma
ilusión de cuando niño abría mis regalos, por mi madre al ofrecerme una comida
tibia, o aquel inesperado bienestar en una habitación obscura. La indiferencia,
a la par de la maldad virtuosa o la brutalidad descabellada, es algo que debe
enfrentarse con creación, y ésta debe darse con propósito y cambio, ¡el ascenso
de los ángeles caídos!, la redención y la añoranza. El arte, nuestro arte, el
de los artistas, el de los creadores, el de todo ser humano con un sueño y
voluntad, no puede ser indiferente, no debe ser indiferente. He ofrecido mis
dones al mundo, no por trueques hipócritas u otras cuestiones, sino porque, a
pesar de todo, a pesar de las acciones cometidas, de los errores y derrotas, de
la terrible culpa que he sentido por el dolor provocado a seres cercanos a
mí…aún tengo fe, en mis historias, en mi labor, y en el sueño extraordinario.
Maximilian de Zalce.
PRÓXIMAMENTE.